Puerto del Calatraveño

La incógnita del futuro del resucitado

  • El Castillo de Belalcázar ha abierto sus puertas tras su restauración; no obstante, hasta por lo menos finales de 2020, hasta que se haga realidad su musealización, no podrá ser visitable

Un grupo de visitantes en el Castillo de Belalcázar tras su restauración.

Un grupo de visitantes en el Castillo de Belalcázar tras su restauración. / Sánchez Ruiz

La Biblia no especifica qué fue de la vida de Lázaro, ese amigo amado de Jesús, después de que este último lo resucitase de entre los muertos. Salvando las distancias que separan lo celestial de lo terrenal, no acierto a adivinar lo que especificarán las hemerotecas respecto a lo que ocurrirá a partir de ahora con la existencia del Castillo de Belalcázar después de que la Junta de Andalucía, su actual propietaria, lo haya despertado del coma al que el paso del tiempo lo había condenado, con un lifting restaurador inicialmente presupuestado en 1,3 millones de euros.

Para aquellos que no lo conozcan, los pondré en situación. El Castillo de Belalcázar llegó a ser el epicentro de un condado –el de Belalcázar–, que el rey Enrique IV de Castilla concedió en 1466 a favor de Alfonso de Sotomayor y Raudona. Ese castillo le dio nombre al ahora pueblo en el que se levanta bautizado por la propia reina Isabel La Católica, quien –según cuenta la leyenda– cuando se hospedó en el convento de Santa Clara de la Columna –el segundo monumento en importancia de la provincia tras la Mezquita-Catedral y que también fue levantado por los Sotomayor y Zúñiga– no pudo dejar de exclamar “qué bello alcázar tenéis, señor conde”, tras quedar prendada por la majestuosidad de una fortaleza que tiene la Torre del Homenaje más alta de todos los castillos de España, con 47 metros.

También cuenta la leyenda que entre los muros del castillo Miguel de Cervantes le leyó su primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha al mecenas que había propiciado que esa obra cumbre de la literatura mundial se hiciera realidad, el entonces duque de Béjar, conde de Belalcázar y marqués de Gibraleón, como bien deja constancia el escritor en la primera página de la inmortal novela.

Insisto, la Biblia no especifica qué fue de la vida de Lázaro tras la resurrección, es una incógnita, igual que no acierto a adivinar qué será del Castillo de Belalcázar tras su vuelta a la vida, un monumento que Belalcázar precisa que, de alguna forma, se convierta poco a poco en un motor económico para esa localidad tan necesitada, como la mayoría de las localidades cordobesas, de realidades que se traduzcan en empleo y en desarrollo económico. El Castillo de Belalcázar debe ser para Belalcázar en particular y para Los Pedroches en general mucho más que un enclave histórico que visitar, y la Junta de Andalucía, propietaria del monumento, debe ser consciente de ello y poner todos los medios para que así sea.

Tras ese lifting que ha puesto en valor un monumento –Bien de Interés Cultural– que estaba condenado a la ruina, la Junta de Andalucía le ha puesto el prólogo a la nueva vida del Castillo de Belalcázar con unas primeras visitas, tras las privilegiadas realizadas el pasado mes de noviembre, que este fin de semana han permitido que unas 300 personas también hayan compartido el privilegio de ser testigos de la resurrección de un enfermo al que nunca se le debió dejar en un limbo más cercano a la muerte que a la vida.

A esas visitas le seguirán otras que el Ayuntamiento, según confirmación del alcalde de Belalcázar, Francisco Luis Fernández (PSOE), tiene preparadas para enero de 2020. El prólogo de la nueva vida del castillo concluirá ahí. Para el primer capítulo de la resurrección del monumento habrá que esperar hasta, por lo menos, finales de 2020, ya que la fortaleza dejará de ser visitable hasta que no se haya hecho realidad su musealización. En esa musealización, la Junta de Andalucía invertirá los más de 300.000 euros sobrantes de esos 1,3 millones presupuestados para el primer paso restaurador.

El Ayuntamiento de Belalcázar ya trabaja con la Junta de Andalucía en el diseño de un convenio que le permita gestionar las visitas a la fortaleza, un convenio respecto al que la Junta debe entender que no le puede costar el dinero al municipio de Los Pedroches esa gestión –cosa que puede acabar ocurriendo si no se sientan las bases para impedirlo–. Muy al contrario, hacerse cargo del castillo debe suponer una importante fuente de ingresos gracias al entramado turístico que con la fortaleza como epicentro se puede montar. Porque sí, puede ser la leche gestionar un castillo del rancio abolengo del de Belalcázar, pero no a cualquier precio. Con el romanticismo no se come.

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