Entrevista al historiador José Antonio Antón

“El emperador Marco Aurelio vendió su patrimonio para que Roma superara una pandemia”

  • El catedrático de Historia José Antonio Antón interviene en las jornadas Festum de Almedinilla para abordar la peste antonina en la época de Marco Aurelio y cómo ayudó la filosofía estoica

Actividad organizada con motivo de Festum.

Actividad organizada con motivo de Festum. / Imagen Clave

La localidad de Almedinilla celebra esta semana las jornadas iberorromanas Festum, que este año se centran en la época de Marco Aurelio, la filosofía estoica y la peste antonina, que se calcula que acabó con más de ocho millones de personas en la Roma del siglo II. El catedrático de Historia José Antonio Antón, experto en arqueología experimental, reflexiona sobre aquel fenómeno.

- ¿Qué nos puede enseñar la filosofía estoica para afrontar la pandemia de covid-19?

- Es difícil pensar que uno pueda sacar recetas del pasado para aplicarlas tal cual, pero sí es cierto que el fenómeno de la peste antonina y cómo se asumió desde la filosofía estoica, que practicaba Marco Auroelio, influyó mucho entonces y podría ayudar ahora en nuestra sociedad en el sentido de centrarse en lo fundamental. Es decir, refugiarse en el entorno familiar y los amigos, y tratar de restarle importancia a lo que los estoicos llamaban lo externo, que era lo que no llegaba al interior, al alma. En una época de crisis epidémica, social y económica, esto es importante porque mucha gente siente miedo, y la situación económica puede hacer que se pierda la esperanza en el futuro. En ese sentido, la filosofía estoica puede aportar un poco, al hacer que nos recentremos como personas y colectivamente. Porque el estoicismo, aunque hablaba de los individuos y de su interior, tenía sentido en la medida en que uno lo hacía junto con los demás.

- Entonces, según los estoicos, ¿no se puede salir de esto de manera individual?

- No, no podemos salir de esta situación si lo hacemos individualmente. Si hubiera que rescatar algo de aquella época, Marco Aurelio, el emperador filósofo, llegó a vender su propio patrimonio imperial para conseguir recursos económicos. No existía un sistema de hacienda pública o de seguridad social, así que intentó sacar recursos de su propio patrimonio y lo dedicó en gran medida a apoyar obras sociales. De hecho, de las más de 300 leyes que se le conocen, la mitad tiene carácter social. Promovió hospitales, orfanatos, el cuidado de los niños, modificó leyes para beneficiar a las viudas…

- Recuerda un poco a los viernes sociales por los que empezó a conocerse el Gobierno de Pedro Sánchez. Tampoco parece que hayan innovado tanto los políticos ahora…

- Marco Aurelio es el primer emperador que tengamos claramente identificado que empezó a hacer estas cosas. En general, procuró en la medida de lo posible que el erario público afrontara las dificultades, y para ello tuvo que vender su propio patrimonio imperial.

El historiador José Antonio Antón. El historiador José Antonio Antón.

El historiador José Antonio Antón. / El Día

- ¿Qué supuso la peste antonina en Roma?

- Los expertos aún están discutiendo sobre esto. Porque, por una parte, es una más de las que afrontó Roma. También estuvo la de Justiniano, por ejemplo, de la que murieron 50 millones de personas. El fenómeno de las epidemias siempre ha existido; todo el mundo recuerda la peste bubónica de la Edad Media o la mal llamada gripe española. En el caso de la época de Marco Aurelio, existen dos interpretaciones. Que fue una peste más y que, en todo caso, la repercusión fue en el corto y medio plazo. La segunda interpretación viene a decir marcó el inicio del declive del Imperio Romano por el golpe que infringió a la economía, la demografía y el ejército. Las fronteras quedaron mal guarnecidas, pues solo en el ámbito militar murieron 200.000 soldados, lo que sumaba entre 25 y 30 legiones. Siendo un hombre pacifista, al que no le gustaban las armas ni las luchas de gladiadores y legisló para que los acróbatas tuvieran una red de salvamento, de los aproximadamente 19 años que reinó Marco Aurelio, dos terceras partes estuvo en guerra. Como anécdota, en una de las crisis militares más importantes, llegó a reclutar un ejército a base de esclavos, gladiadores y bandidos. Fueron medidas extremas.

- ¿Qué se hizo en su momento para frenar la peste antonina?

- Marco Aurelio le dio mucha importancia, por ejemplo, a los enterramientos. Reguló dónde se podía hacer y con qué medidas sanitarias, prohibió a los ricos que siguieran construyendo grandes mausoleos, pagó los enterramientos de los pobres… Fue una cuestión fundamental en Roma y en las grandes urbes. También se reforzaron las medidas sanitarias, pero no había como ahora un Ministerio de Sanidad, ni redes sociales, ni televisión para divulgar las medidas. Aun así, se limpiaban las calles, cosa que no era muy habitual en las ínsulas o casas de vecinos, y se utilizaba la cal para la desinfección. Y luego se inventó todo un sistema de atención social con orfanatos o atención de viudas. Con los recursos económicos que tenía el Imperio, se hizo a costa del patrimonio de Marco Aurelio. Es algo que no se volvió a repetir.

- ¿Hubo un confinamiento como el que hemos vivido ahora?

- Es difícil extender una prohibición de este tipo si no tienes recursos de comunicación, y tampoco existía un sistema policial o de cuerpos de seguridad para controlar, pues las tropas estaban en las fronteras. Además, el confinamiento en el siglo II hubiera sido imposible, pues la gente vivía al día de la agricultura, el comercio, la venta callejera… No se recibía una nómina, ni te hacían un ERTE. Lo que sí sabemos es que algunas prácticas de salud como el distanciamiento social sí se llevaron a cabo. Hubo una leyenda urbana que decía que el propio dios Apolo había recomendado no abrazarse o besarse. Probablemente, los médicos, entre ellos el famoso Galeno, que acompañaba a Marco Aurelio, pudieron sugerir algunas medidas.

- ¿Qué efectos tenía la peste antonina?

- De Galeno nos ha llegado una descripción. Hablaba de enrojecimiento de los ojos, de tos, purulencias en la piel, aparición de sangre, vómitos, diarreas… Posiblemente pudo ser viruela, pero todavía existe debate entre los expertos.

- ¿Cuánto duró?

- Los primeros contagios se producen en el año 165 de nuestra era. Existe algo de discusión sobre cuándo acabó. El primer brote duró en torno a cinco o seis años. Y luego se identifica un repunte, pero no se sabe si fue provocado por el mismo virus o por otro distinto, y se da por superado en el año 185. En total, fueron 20 años. En la primera oleada murieron cinco millones de personas y, si contamos los rebrotes posteriores, habría que sumar entre otros tres y cinco millones más. Por tanto, hubo entre ocho y diez millones de víctimas mortales.

- Marco Aurelio fue una de esas víctimas…

- Es muy probable que el propio emperador muriera por la peste, y las últimas palabras que se le atribuyen son que no debían preocuparse por su muerte, sino por todas las personas que estaban contaminadas por la peste. Dentro del estoicismo, cuando uno no tenía la posibilidad de luchar más por un motivo, se consideraba moralmente aceptable el suicidio o dejarse morir. Hay algún autor que plantea que se dejó morir. Fuera de una u otra manera, lo más razonable es concluir que su fallecimiento estuvo relacionado con la epidemia.

- ¿La sociedad actual puede aprender algo de aquella época?

- Quizás sea exagerado pensar que se pueda sacar un recetario de la peste antonina para el covid, pero sí habría que reflexionar, por ejemplo, sobre la importancia de afrontar juntos la crisis. Y, sobre todo, la necesidad de tener un sistema público sanitario que en el Imperio Romano no existía y, de forma indirecta, de la importancia de contar con una investigación potente. Galeno se marchó de Roma, probablemente porque se vio incapaz de afrontar la situación. Marco Aurelio le pidió que regresara, y volvió. Ahora, muchos de los errores que se le imputan a los que mandan no son más que el reflejo de la falta de expertos y especialistas que puedan tener preparados protocolos. Por lo que los verdaderos responsables son los que no invirtieron en estas medidas en el pasado, que creo que en cierta forma es lo que nos ha pasado con el covid en la primera fase.

- ¿Cree que ahora se está produciendo ese esfuerzo colectivo que proclamaban los estoicos para luchar contra el coronavirus?

- Sobre todo en la primera fase, sí hubo un cierto ambiente colectivo que se reflejó en las salidas a los balcones, los aplausos a los sanitarios… Pero eso ha ido decreciendo y cuando la gente se ha tenido que comprometer han aparecido los fallos: el individualismo, el botellón, aquellos que dicen que la epidemia no va con ellos y no usan la mascarilla… Es un problema bastante general.

 

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