Puerto del Calatraveño

Tensión electoral no resuelta

  • La unidad de la Diputación salta por los aires a pocos meses de las municipales

Salvador Blanco se dirige a Andrés Lorite durante la sesión.

Salvador Blanco se dirige a Andrés Lorite durante la sesión. / Juan Ayala

De la unidad a la ruptura y el desencuentro en menos de cuatro años. La Diputación de Córdoba afronta la última fase del actual mandato con un evidente clima de crispación resultado de las últimas elecciones autonómicas y consecuencia de la próxima cita con las urnas, en mayo, para renovar los ayuntamientos. Así que era previsible que, al contrario de lo que ocurrió en 2016, cuando el presupuesto provincial fue aprobado por unanimidad, las últimas cuentas de la institución quedaran lastradas por los reproches y los enfrentamientos mutuos.

Es lo que quedó patente el miércoles durante el Pleno ordinario del mes de diciembre, el más relevante del año, cuando los diputados sacaron su artillería verbal más pesada y faltona para materializar una tensión electoral que, lejos de quedar resuelta, sólo puede ir a peor como traslación de lo que está ocurriendo en otras administraciones, fundamentalmente en la Junta de Andalucía.

No saben aceptar que han perdido, vino a decirle al equipo de gobierno el portavoz del Partido Popular, Andrés Lorite, cuando lo cierto es que, como le recordaron, el PSOE ganó las elecciones en Andalucía. Todo esto vino acompañado por comentarios por lo bajini, risitas indisimuladas, cruces de wasaps y demás comportamientos que uno esperaría en un instituto entre personas que intentan superar la edad del pavo pero no en una institución seria.

En suma, que el plenario quedó partido en dos, con los grupos alineados en sendos bandos. PSOE, IU y Ganemos, que respaldaron el presupuesto, y PP y Ciudadanos, que votaron en contra, en una traslación exacta de lo que está ocurriendo en la política andaluza. El futuro de la Junta, de hecho, se convirtió en protagonista de lo que ocurrió en el palacio de la Merced, con los diputados a la defensiva en la mayoría de las intervenciones y sin dejar de lanzarse reproches, el más habitual un “y tú más” que ya debería de causar sonrojo.

El debate presupuestario significa “el final de un ciclo” y de una “etapa negativa para la provincia”, advirtió el portavoz popular, dando por hecho de alguna manera que en las elecciones municipales del próximo mes de mayo el PSOE perderá la presidencia de la Diputación y el PP volverá a gobernarla, y olvidando que los populares también se han dejado por el camino un buen puñado de votos en sólo cuatro años. Así que, confiado por el relevo que ya parece atado con Cs para ocupar el palacio de San Telmo en Sevilla, Lorite no escatimó adjetivos para referirse a los diputados del cogobierno. Que están “caducos”, “desfondados” o “soberbios”, les dedicó sin mucho cariño.

Para rematar el retrato de grupo, otras cuantas pinceladas. Recordó de nuevo que la vicepresidenta del Consorcio Provincial de Bomberos, Dolores Amo, se encuentra imputada por un presunto caso de enchufismo y que el viceportavoz del PSOE, Antonio Rojas, es una especie de Gabriel Rufián a la cordobesa por su escasa “calidad democrática”. “La calidad democrática la mancha vuestra caja B, los discos duros que ordenasteis que se destrozaran y todos los casos de corrupción. No tenéis vergüenza”, le respondió el catalán a Lorite a través de la red social Twitter. Éramos pocos y...

El diputado provincial de Hacienda, Salvador Blanco, optó por tirar de memoria como suele ser habitual en su caso para intentar noquear a los rivales: “El ridículo más grande de este país fue que Fraga se cayó de viejo y no lo cambiábais. No se puede hablar con las angarillas vacías”. Y, para rematar la faena dialéctica, le dedicó un símil al portavoz del PP: “Lo peor que le puede pasar a un torero es perder el sitio delante del animal”.

El portavoz de IU, Francisco Ángel Sánchez, la otra pata del cogobierno, quiso abrir fuego contra Cs: “Su discurso ha pasado de querer eliminar las diputaciones a quejarse por que no le han dejado influir en las cuentas”, le dedicó al diputado naranja, José Luis Vilches, sin que éste entrara al trapo. “Qué trabajo nos está costando adaptarnos al siglo XXI”, lamentó este último. Demasiado.

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