Ha superado presidentes, consejeros e incluso gobiernos. Ha sido objeto de interpelaciones parlamentarias, escritos oficiales, críticas reiteradas en los medios de comunicación y multitud de quejas de ayuntamientos, empresarios y vecinos en general. Pero la Autovía del Olivar, la carretera de alta capacidad proyectada para atravesar el corazón de Andalucía y comunicar algunas de las ciudades medias más potentes económica y socialmente, sigue guardada en algún cajón de la Consejería de Fomento.

A la manera de un bumerán que va y viene a San Telmo según el capricho del político de turno, la ansiada carretera ha regresado esta semana al Parlamento de Andalucía por gracia de la representante de Ciudadanos por Córdoba, Isabel Albás, que ha tenido a bien preguntar a la nueva consejera de Fomento, Infraestructura y Ordenación del Territorio, la popular Marifrán Carazo, por la guadianesca carretera.

La respuesta ha sido –¡redoble de tambores!– que sí, que esta vez definitivamente sí, que la Autovía del Olivar estará incluida tanto en los presupuestos de la Junta para 2019 como en el nuevo plan de infraestructuras que su departamento está realizando. Como ya lo hicieron, por otra parte, los anteriores gobiernos socialistas, sin que esto haya significado nada.

En respuestas a preguntas de Cs y de Adelante Andalucía en comisión parlamentaria, la consejera lamentó que los diferentes proyectos que conlleva esta autovía “duerman en el cajón” de la Consejería, pese a que atañe a tres provincias (además de Córdoba, Sevilla y Jaén). Carazo explicó que uno de los tramos, el Estepa-Lucena, llegó a licitarse en 2011, pero se suspendió en 2012 por parte de la consejera del ramo del momento, Elena Cortés, “por intereses políticos porque la financiación era a través de la colaboración público-privada”. Criticó, de esta manera, que la Autovía del Olivar se haya convertido “en otro más de los grandes incumplimientos” del gobierno socialista anterior, al tiempo que destacó “el máximo interés” que está tomando su equipo para “revisar y actualizar” estos proyectos.

Nada que reprochar a estas buenas intenciones, como buenas también fueron las de los anteriores gobiernos antes de que el proyecto quedara relegado en el cajón de los imposibles. De temer es, por tanto, que la responsable autonómica no concretara ninguna cifra económica ni ninguna fecha, pues todo apunta, de nuevo, a que la Junta consignará en el presupuesto de este ejercicio una mínima partida que apenas permitirá esbozar el estudio previo de un tramo olvidado, o el informe previo que permitirá hacer dentro de unos cuantos años, siendo optimistas, tal o cual rotonda.

Porque la Autovía del Olivar es una de esas promesas electorales reincidentes que uno ya no sabe si tomarse o no en serio, esa vía de gran capacidad de tráfico que debería servir para articular las comunicaciones del corazón de Andalucía, una tierra que bombea aceite y emprendimiento pero que, por alguna razón, aún carece de unas infraestructuras adecuadas. La Autovía del Olivar responde a la necesidad de establecer un corredor en la zona Sur de Córdoba para unir la A-92, a la altura de Estepa, con el Norte de Jaén, cruzando las comarcas de la Campiña Sur y la Subbética.

En julio de 2009, quedó inaugurado el tramo de diez kilómetros que separa las localidades de Lucena y Cabra tras una inversión de más de 26 millones de euros. Posteriormente, el punto de mira se centró en la construcción de casi 40 kilómetros entre las localidades de Lucena, Puente Genil y Estepa, ya en Sevilla, un proyecto que también ha sufrido diversos problemas y que, por ahora, parece condenado a permanecer en la agenda de las reivindicaciones de los representantes políticos de los municipios afectados. Tal vez en estos próximos días, con las elecciones en el horizonte, se sepa algo. Desde luego, no sería sorprendente.

Volviendo al debate de esta semana en la cámara andaluza, Isabel Albás lamentó la planificación “electoralista y cortoplacista” del anterior gobierno respecto a este proyecto. Mientras, el diputado de Adelante Andalucía José Luis Cano recordó que se trata de proyectos “con más de 12 años” y apuntó que la colaboración público-privada del tramo Estepa-Lucena suponía entonces “unos costes desproporcionados”. Habrá que estar atentos a cómo se afronta la infraestructura a partir de ahora.