El espíritu de llamada de atención que le dio poderes de superhombre a José María Ruiz Mateos planea sobre las dependencias del Grupo Popular en la Diputación. Por los pasillos del Palacio de la Merced se escucha con voz de ultratumba el ¡qué te peeego, leeeche!. Y es que los del PP se sienten ninguneados por la mayoría absoluta socialista, tal y como le ocurrió al empresario jerezano en los tiempos aquellos en los que también el PSOE era mayoría en el Gobierno –pero de España– y en el que un llamado superministro Boyer era su peor y más dolorosa jaqueca.

Los del PP acusan constantemente de ocultismo al equipo de gobierno socialista de Francisco Pulido como epílogo desesperante a sus repetidas quejas de que no se les conteste ni por escrito ni verbalmente a las preguntas formuladas en los plenos, comisiones o a aquellas otras a las que les dieron registros de entrada en la institución. ¡Ni que esas respuestas tuviera que traerlas un cegado por el martirio Miguel Strogoff!, piensan, después de asegurar, por ejemplo, que la incógnita sobre la deuda que arrastra la Diputación tenía que haberse despejado, como manda la Ley, por lo menos en la sesión plenaria siguiente a la que fue formulada.

Los del PP no están dispuestos a que “el rodillo socialista”, como les gusta decir en este mandato, machaque la presencia popular en los plenos, haciendo desaparecer a la oposición de la vista del equipo de gobierno hasta convencer a los propios del PSOE que lo que sale de la boca del portavoz de turno son sólo psicofonías, mientras se miran diciéndose unos a otros que “¿diputados del PP?, haberlos hailos, lo que hace falta es encontrairlos”. Si hace falta, los ninguneados preparan la estrategia de la mosca cojonera, esa de la más de media hora de intervención, de esas que llaman breve, evocando el mejor de los espíritus dormidos estrategas de la política que esgrimía Sir Winston Churchill –lástima que ya no esté de portavoz del PP Miguel Ángel Torrico. Sus debates sobre el estatuto de Cataluña se llegan a echar de menos–. Lo que ocurre es que  a este sistema unos y otros se apuntan frecuentemente, mientras los periodistas se preparan para contar ovejas, convirtiendo en realidad eso que un día dijo Andy Warhol de que todo el mundo se merece en la vida al menos 15 minutos de gloria.

No, los populares no están ya dispuestos a que no se les siga teniendo en cuenta, como si su política fuera de chiste, y también, si hace falta, se traen hasta a Chiquito de la Calzada para que se suba a la mesa del plenario y se embale recorriéndola con una mano en la espalda y la pierna subida al grito de “jaaaarrr, cobardeee, pecadooor del PSOE, conteesta ya”.

El espíritu de llamada de atención que le dio poderes de superhombre a Ruiz Mateos continúa planeando por la Diputación y, si el PP sigue sintiéndose machacado por el rodillo, a nadie le extrañaría que, contra el ninguneo, el bueno de su portavoz, Luis Martín, se enfundara el traje de Superman y al grito de ¡Puliiido, que te peeego, leeeche! consiguiera que el PSOE_conteste a ese más de medio centenar de preguntas sobre temas que les preocupan y sobre las que aún esperan respuestas. Lo malo es que Lex Luthor ya la ha facilitado a Pulido la kryptonita antiquetepego.