Alto Guadiato

Proyecto Horloge: Relojes que vuelven a marcar el futuro en Peñarroya-Pueblonuevo

Restauración del reloj Paul Garnier de Peñarroya-Pueblonuevo.

Restauración del reloj Paul Garnier de Peñarroya-Pueblonuevo. / El Día

Ubicados en estaciones de tren, en fábricas, en iglesias y en sedes empresariales, los relojes fueron los grandes referentes de la vida diaria de las sociedades desarrolladas entre mediados del siglo XIX y bien entrado el siglo XX. "En los municipios españoles fueron considerados un emblema de progreso. Tanto fue así que podía medirse la riqueza de una localidad contando el número de relojes públicos instalados en su traza urbana", como explica el presidente de la asociación La Maquinilla de Peñarroya-Pueblonuevo, Rubén Cañamaque.

En el municipio del Alto Guadiato aún tienen especial significado en el imaginario colectivo el de la fundición de plomo, el del mercado de abastos Sebastián Sánchez y el del edificio de la dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica. Los relojes se convirtieron en grandes totems de la cultura del trabajo en las sociedades capitalistas, al tiempo que los artistas de vanguardia los trataron como un símbolo de alienación del ciudadano.

El cierre y la decrepitud de muchas de las instalaciones donde se instalaban, durante los años 60 y 70 del pasado siglo, unido al nomadismo de la población peñarriblense -razona Cañamaque-, no ayudaron a su conservación como elementos identitarios y mucho menos contribuyó a su recuperación como patrimonio. "La mayoría fueron desmantelados como souvenires por obreros o arrancados para su venta como chatarra. Y todavía aparecen algunos ellos en casas de coleccionistas que confunden el amor por el patrimonio local con el postureo", lamenta Cañamaque.

Pese a ello, en el municipio del Alto Guadiato aún sobreviven dos, uno en la torre de la iglesia de Santa Bárbara y otro en la antigua dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica, actual centro geriátrico Virgen del Rosario. Si bien el primero fue automatizado hace dos décadas, el segundo dejó de funcionar en 2009 por la rotura de un engranaje. "El paso del tiempo y el deterioro del armario de madera que lo protegía dejaron la maquinaria a la intemperie y sin posibilidad de una puesta en valor barata", relata.

El reloj de Peñarroya-Pueblonuevo, en su ubicación original. El reloj de Peñarroya-Pueblonuevo, en su ubicación original.

El reloj de Peñarroya-Pueblonuevo, en su ubicación original. / El Día

Además, la batalla para resolver los achaques de este singular edificio centenario de aire afrancesado, la implantación de medidas antipandemia y las reformas para mejorar la confortabilidad de los internos han obligado a la empresa propietaria a posponer su reparación, que ahora se ha propuesto recuperar La Maquinilla con su Proyecto Horloge. Participan el grupo Hispania, la asociación Desde la Cima y la Asociación Cordobesa de Patrimonio Industrial.

La recuperación supondrá una inversión de 5.400 euros, financiados por el Área de Participación Ciudadana y Cohesión Social de la Diputación de Córdoba, y se prolongará aproximadamente durante seis meses. El reloj es una verdadera "rareza", cuenta Cañamaque, ya que fue creado por un relojero francés responsable de muchos de sus semejantes en estaciones de tren repartidas por todo el viejo continente. El reloj no solo marcaba las horas: significaba la llegada del progreso.

Con esta actuación, el consorcio de asociaciones e Hispania se proponen recuperar el legado francés del municipio, "saldar una deuda patrimonial no pagada por quienes nos precedieron, construir un nuevo icono nocturno en el municipio y, lógicamente, realzar uno de los edificios civiles más bellos y singulares de Andalucía", subraya Cañamaque. Pero, sobre todo, el Proyecto Horloge pretende transmitir a la ciudadanía local el amor por un patrimonio que, segundo a segundo, minuto a minuto, empieza a ponerse en hora tras décadas de abandono.

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