La localidad cordobesa de Almedinilla acogerá por decimotercera vez una nueva edición de su festival histórico-artístico El vuelo de Hypnos, que se celebrará el próximo lunes 6 de diciembre en el espacio de la villa romana de El Ruedo, como viene siendo habitual desde las pasadas ediciones. 

Este proyecto, que se viene realizando desde el año 2005 en esta localidad de la Subbética, promovido por la Fundación Rafael Botí de la Diputación de Córdoba, propone "un diálogo entre dos lenguajes diferentes como son el patrimonio histórico y el arte contemporáneo" según señala Ignacio Muñiz, arqueólogo municipal y director del Ecomuseo del río Caicena.  

En esta ocasión la temática escogida han sido los paisajes y su evolución desde la época clásica hasta nuestros días. Así se muestra en el cartel de presentación que da nombre a esta edición Paisajes Simulacros. Entre la simulación y la efectividad.

Los tres autores que participan este año, Paloma de la Cruz (Málaga), Eduardo Rodríguez (Córdoba) y Rafael Blanco (Priego de Córdoba), ofrecerán en sus obras una revisión conceptual del paisaje y sus diferentes cambios. La obra del autor prieguense supone una interpretación "conceptual y abstracta del paisaje, en un mural de casi 50 metros de longitud", según señala el arqueólogo municipal.

Así, Rafael Blanco ha realizado una intervención mural en el Coliseo de Almedinilla, un espacio de tránsito entre el núcleo urbano y la Villa Romana. El artista se ha basado en la simbología geométrica del paisaje del olivar de la Subbética y en la iconografía abstracta de las piezas arqueológicas halladas en el Poblado Ibérico del Cerro de la Cruz, según han detallan desde la Diputación cordobesa.

Mientras, Paloma de la Cruz ha modelado en Almedinilla una escultura a partir de 1.700 piezas de barro de diferentes colores con el mito de Eros y Psique como fondo. La obra, instalada en el interior de la fuente del patio de la Villa Romana, funcionará como elemento arquitectónico recreado pero también como metáfora del cuerpo convertido en paisaje.

Finalmente, la intervención de Eduardo Rodríguez ha utilizado su vinculación personal con la localidad para trazar un nuevo itinerario por la historia y reivindicar los descartes de la historiografía local.

Una de las peculiaridades de este sobrevuelo de arte conjunto en Almedinilla estará en la división de la obra en dos tramos: una primera parte que se expondrá este año, y una segunda que proseguirá el año que viene. "Es una forma de dar continuidad al hilo para que los ciudadanos interaccionen con la obra y reflexionen" afirma Muñiz. El arte contemporáneo tiene estas filigranas: la obra para estar concluida por el artista necesita de una respuesta del público que la frecuenta durante todo el año, y entonces es cuando el artista -un año después de presentarla- la termina o la deja como está.

La actividad empezará a las 13:00 en El Ruedo y la asistencia será gratuita. Una vez terminada la visita comentada por los artistas y el comisario, Juan López, se desplazarán a la plaza de toros donde habrá una paella y música tecno en directo a cargo de un dj. 

Valor añadido al patrimonio

Muñiz recuerda la última entrega de este festival, en 2019, como una de las más innovadoras y completas. La vigilia del sueño, un via crucis pagano por los lugares de la villa desde el atardecer hasta el amanecer, "supuso una experiencia sensorial en cada tramo que nos parábamos", comenta como el que prueba un menú degustación en un estrella michelín.

Pero nada más lejos de la realidad, estas experiencias que coquetean con el marketing más avanzado "son propuestas poco corrientes" para el público general, acostumbrado a museos y textos explicativos. El arte de la arqueología es "un mundo un poco conservador" a la hora de incorporar cosas nuevas, señala, "y por eso hay que abrir la visión de la gente y hacer cosas diferentes para aportar un valor añadido al patrimonio que tenemos". 

En este sentido, se consideran pioneros ya que, antes del Vuelo de Hypnos en Almedinilla, solo existían las propuestas DMencia y Scarpia, de Doña Mencía y El Carpio, respectivamente. Muñiz defiende esta forma, que no es la manera tradicional de contar el patrimonio", como un proceso también de "aprendizaje para interpretar los códigos de ese lenguaje" que es el arte contemporáneo.

El impacto entre los jóvenes del municipio ha sido positivo a lo largo de estos años,y como ejemplo cuenta que "crearon un festival de arte contemporáneo", que se llama Wasca. A pesar de ello, este producto cultural está enfocado a todos los públicos y en especial a toda la gente que frecuenta este lugar.

Según Muñiz, no existe una intención turística, "no es lo que buscamos, ni siquiera nos ponemos como objetivo atraer a gente nueva, sino a que los habitantes del municipio conozcan y reflexionen sobre su patrimonio y otro tipo de arte". Sin embargo, reconoce que hay muchas asociaciones y colectivos que movilizan grupos de personas para disfrutar de este arte y rememora cuando en la pasada edición, "El Niño de Elche atraía a muchos seguidores".