Puerto del Calatraveño

La Diputación declara la batalla a la Córdoba vaciada

  • La corporación provincial inicia nuevo mandato con un reto muy complejo: frenar el éxodo rural y que en los municipios más pequeños las oportunidades sean iguales que en las ciudades

La corporación aplaude a Antonio Ruiz tras ser reelegido.

La corporación aplaude a Antonio Ruiz tras ser reelegido. / Juan Ayala

"A Fuente la Lancha le quedan 15 años de vida”. El grito de advertencia lo lanzaba en febrero de 2018, como si fuera una broma, el propio alcalde lanchego, el socialista José Chaves, antes de que en los grandes centros de poder empezara a hablarse de la España vaciada, esa en la que no nacen niños, se cierran colegios, las sucursales bancarias dejar de prestar servicio, el correo no llega todos los días y las buenas conexiones a internet son cosa de ciencia ficción.

Más allá del Valle del Guadalquivir, en los recodos de Sierra Morena, en los altos de la Subbética o en los llanos de la campiña también hay una Córdoba que se vacía, aunque el tren de Alta Velocidad o las autovías no nos hagan detenernos. El problema no es nuevo, si bien es ahora cuando las administraciones más cercanas parecen haber reaccionado para reconducir esta evolución demográfica.

En la Diputación de Córdoba, el recién reelegido presidente, el socialista Antonio Ruiz, asumía el viernes tras su toma de posesión ante decenas de alcaldes que éste será el eje central del nuevo mandato, de manera que todas las políticas tendrán como finalidad que los vecinos de los municipios más pequeños, de Fuente la Lancha a Conquista, de las aldeas ruteñas a los núcleos de Fuente Obejuna, tengan las mismas oportunidades de prosperar que quienes viven en Córdoba capital o en las ciudades medias. Que dejar tu lugar de nacimiento sea una opción personal y no una obligación por la falta de recursos.

Los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía son rotundos: el 74% de los municipios de la provincia –56 de 77– ha perdido población en la última década. La falta de oportunidades laborales y educativas en las zonas rurales ha llevado a que, precisamente, sean algunas de las localidades más pequeñas las que más sufran el fenómeno de la despoblación. Y, aunque en Córdoba todavía no haya núcleos deshabitados como ocurre en comarcas de Aragón o Castilla-La Mancha, en algunos ayuntamientos ya han encendido las luces de alerta.

La estadística desvela una despoblación general en las zonas rurales, sobre todo en el Alto Guadiato y Los Pedroches, y un aumento del censo de las ciudades –Córdoba capital, Lucena y Puente Genil como núcleos importantes– y, en general, de los municipios del Valle del Guadalquivir. Prácticamente, todo el eje de Palma del Río a Villa del Río ha crecido en la última década. Los repuntes más significativos se producen en Guadalcázar (el padrón aumenta un 20%), La Victoria (17%), Villafranca (15%) y La Carlota (13%).

En cambio, un 13% es prácticamente la población que han perdido El Guijo y Valsequillo en la última década, municipios que ocupan la segunda y tercera posición en el ranking de los menos poblados de Córdoba tras Fuente la Lancha. Por eso sorprende, en primer lugar, que ninguno de los diputados provinciales que componen la nueva corporación provincial proceda de una de las localidades que más está sufriendo esta tendencia poblacional para indicar en primera persona los principales problemas de los vecinos, qué soluciones pueden ser las más adecuadas, qué hay que resolver de manera urgente.

Por contra, pese a coincidir en detectar este reto como el principal que hay que batallar de inmediato en la provincia, las formaciones políticas han optado por otros criterios a la hora de elegir a los representantes de los partidos judiciales; en ocasiones, simplemente, para contentar a las distintas sensibilidades del partido y equilibrar las luchas internas de poder. El popular Manuel Torres, alcalde de Dos Torres, con 2.400 habitantes, será el representante del municipio más pequeño en el undécimo mandato del palacio de la Merced.

Bienvenidos sean, en todo caso, los propósitos de la nueva corporación, consciente de que abordar un problema de tal envergadura requiere del esfuerzo de todos. “Debemos apostar por plantear una acción conjunta de todas las administraciones implicadas, es decir, Gobierno central, Junta de Andalucía, los ayuntamientos y esta Diputación, destinada a evitar la despoblación o, por lo menos, facilitar los medios y las condiciones necesarias para que la población pueda disponer de las mismas oportunidades”, tendió la mano el presidente. El resto de las administraciones debe también asumir el reto sin demora.

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