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Desembarco de políticos en campaña

  • Los candidatos a ocupar alguno de los 12 escaños de las autonómicas por Córdoba emprenden una agónica contrarreloj para llegar al mayor número de municipios posible

Juanma Moreno, con Nieto y Zoido en Palma del Río.

Juanma Moreno, con Nieto y Zoido en Palma del Río. / r. morales

Ya están aquí. A las puertas del centro de salud, en el mercadillo de los viernes, en la farmacia más cercana, tal vez en el parque, se cruzará con ellos paseando al perro, de camino al trabajo o a la salida del gimnasio. Pero no se preocupe ni se alarme. La explicación es fácil: la precampaña electoral ya ha estallado. Y los partidos políticos han iniciado una carrera a contrarreloj para recorrerse la provincia de Norte a Sur y de Este a Oeste, visitando cada municipio, cada pequeño núcleo, recorriendo cada carretera comarcal, cada camino, repartiendo críticas y haciendo promesas al mismo tiempo.

El 2 de diciembre, la fecha de la cita con las urnas en Andalucía, está a la vuelta de la esquina. Y los candidatos han iniciado una lucha cuerpo a cuerpo por cada voto. Ayer mismo, la consejera de Justicia, Rosa Aguilar, se paseaba por el mercadillo de La Fuensanta, en Córdoba capital, para divulgar los logros de la administración autonómica: el ejecutivo de Susana Díaz -vino a decir- ha cumplido con sus compromisos en el mandato que ahora se agota. Mejor evitar las hemerotecas, pero sólo tirando de memoria ahí están los proyectos sin ejecutar de la autovía del Olivar, el desdoble de la carretera a Jaén o el Cercanías del Valle del Guadalquivir, sobre los que en este mismo diario ya se han escrito unas cuantas páginas en los últimos años.

Pues sí, no es de extrañar que la campaña electoral lleve a algún candidato hasta la misma puerta de su casa. Son 15 las listas de todos los colores políticos que pugnan en Córdoba por arañar alguno de los 12 escaños en juego, con un total de 180 nombres en liza. Casi nada. Aparte de los habituales PSOE, PP, Adelante Andalucía -IU y Podemos- o Ciudadanos, los municipios cordobeses recibirán en los próximos días el desembarco del partido animalista Pacma, de Vox, de Andalucía por Sí (algo así como los herederos del extinto Partido Andalucista), de las distintas facciones del Partido Comunista y de la Falange. También se podrá votar por Recortes Cero o, los más descontentos, podrán decidirse por Escaños en Blanco, que directamente prometen dejar su sillón sin ocupar para que se visualice el descontento ciudadano, aunque no se sabe si recibirán dietas por ello. Así de sencillo.

Motivos hay, desde luego, para que los cordobeses expresen su descontento por el devenir de la provincia, que sigue registrando uno de los niveles más bajos de inversión en los presupuestos generales del Estado año tras año y que, para colmo, tampoco sale bien parada en los datos del desempleo o de renta per capita. Son problemas profundos, de calado, que requieren de un debate amplio y sosegado que nada tiene que ver con la campaña autonómica de abrazos, besos y selfies que se avecina.

De vuelta a la realidad, al terruño, el PP elegía el palacio de Portocarrero, en Palma del Río, para mostrar el rostro de todos sus candidatos en Andalucía, entre ellos los cabeza de lista por Córdoba, José Antonio Nieto y Beatriz Jurado. La elección para la puesta de largo de Juanma Moreno y los suyos no es casual, apuntando a un municipio que en toda la historia democrática sólo ha estado gobernado por el PSOE y donde la Junta de Andalucía ejecuta actualmente una de sus principales inversiones en la provincia, un hospital de alta resolución que también será de referencia para varios municipios sevillanos de la Vega del Gaudalquivir. Mientras tanto, el PSOE elegía el yacimiento arqueológico de Medina Azahara, rencientemente designado Patrimonio Mundial por parte de la Unesco, para la presentación de su candidatura, que encabezan Juan Pablo Durán y la ya citada Rosa Aguilar. También esta semana, coincidiendo con Moreno y con la presidenta de la Junta de Andalucía, el número uno de Cs, Juan Marín, se dejaba caer por Córdoba para presumir de logros con la reducción de impuestos.

Paciencia pues en las próximas semanas, atentos a las promesas, a las que pueden ejecutarse y a las que no -que también las hay, y muchas-. Y ya saben que al final las urnas, por encima de compromisos de humo y de proyectos irrealizables, son las que dan y quitan la razón.

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