Sí, milito en Ciudadanos. Me mueve un proyecto, unas ideas y unas ganas de trabajar por mi país, al igual que a mis compañeros de formación. Por eso, estoy cansado de las continuas críticas gratuitas a mi formación, y de los ataques personales contra Rivera. Da lo mismo lo que éste diga o haga porque siempre se le cuestiona. Si sale en televisión porque sale mucho, y si no sale ¿Dónde está Rivera? Pues bien, es bueno aclarar que, además de Rivera, tenemos en Ciudadanos a cualificados portavoces para transmitir a la ciudadanía nuestras opiniones y decisiones.
Estoy cansado de oír la palabra "veleta". No obstante, entiendo que a los partidos que plantaron sus mojones, hace más de un siglo, en un determinado lado del espectro político les cueste deja atrás el tradicional eje caduco de izquierda-derecha. Son como los defensores del viejo geocentrismo, aferrados a su hito ideológico, incapaces de comprender que los principales problemas de hoy en día, y mucho menos las soluciones, ya no se explican en términos de izquierda o derecha. Por ejemplo, hablando desde lo local: ¿La limpieza de las calles es de izquierdas o de derechas? O a nivel general: La defensa de nuestro olivar frente a los aranceles de Trump, ¿de qué signo político es, si tanto la extrema izquierda como la extrema derecha quieren sacarnos de la Unión Europea y están contra los tratados de comercio? Hay que evolucionar, adaptarse al paso del tiempo y a los cambios que éste conlleva. Y hay que respetar a quienes no piensan como nosotros, buscando lo que nos une y rubricándolo en grandes acuerdos de estado.
En cambio, otros desde su mogote ideológico solo contemplan la vasta línea que aparece ante ellos plagada de enemigos. Ni siquiera son capaces de ver que existe otro eje, el del liberalismo frente a los populismos. Por eso, ¿cómo van a advertir siquiera la tercera dimensión, la de los pactos y acuerdos entre fuerzas de distinto color?
Por fortuna, algunos ya hemos pasado página a Franco y a las iglesias que ardían en el 36, para instalarnos en el heliocentrismo. Desde el centro, son los demás los que giran como satélites o veletas a nuestro alrededor. Desde el centro liberal y reformista, observamos como Sánchez pasa de su "nación de naciones" a "Ahora España", sin despeinarse. Por no hablar de la veleidosa ministra Montero que tras negar los anticipos de dinero a las lampantes comunidades autónomas, días después y por interés electoralista, pasa a firmar las transferencias tras el decreto de convocatoria de elecciones. Además, no hay que olvidar a la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, justificando sin inmutarse un volantazo de su líder. Sin pudor aseguró que Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, no es la misma persona que el Pedro Sánchez presidente del Gobierno y pueden tener distintas opiniones. Esto es de traca. Piénsenlo.
Desde el centro liberal y reformista vemos también la transmutación por la magia del vello facial de un conservador Pablo Casado, convertido ahora en un estadista de centro moderado. No hay que olvidar que hace seis meses quería dar pasos atrás en cuestiones socialmente aceptadas y pacíficas como el aborto. Él mismo decía que tenía muchas cosas en común con Vox. Casado. También afirmaba haber renovado y regenerado el Partido Popular, pero vuelve a rodearse en campaña de los pocos miembros de anteriores gobiernos del PP que le quedan libres de imputación.
Geocentrismo contra heliocentrismo en la cosmología política de nuestros días. Pero, por mucho que se empeñen las televisiones y los periódicos ptolemaicos, son los planetas los que giran alrededor del Sol, a pesar de que todos los prescriptores y tertulianos hasta el siglo XVI decían lo contrario. Y el sol, brilla y es naranja.
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