Tribuna

Rafael Recio Barba

Médico traumatólogo

El suicidio, trampa de la vida

El suicidio, trampa de la vida El suicidio, trampa de la vida

El suicidio, trampa de la vida

Cuando nos enteramos de la muerte de un semejante por suicidio, lo primero que se nos viene a la cabeza es por qué habrá realizado este acto. Nos preguntamos en seguida, qué es lo que se le pasaría a esta persona para realizar tal hecho. En definitiva, elucubramos sin saber posiblemente nada de su vida interior. La mayoría de nosotros hemos tenido amigos, familiares, y algunos padres e hijos que han llegado a la autolisis.

Podemos pensar que la persona que se ha suicidado ha descansado de su tormento interior, pero, ¿y los que quedan, descansan pensando en lo que han hecho, han podido hacer, han dejado de hacer, porqué no se han dado cuenta de la situación y así haberla evitado? Nos sobrecoge de sobremanera cuando la situación se ceba en la adolescencia. Recientemente tuvo lugar una jornada reivindicativa para "dar voz al dolor" y el diputado Íñigo Ali subrayó que la prevención del suicidio es una "cuestión de Estado". Profesionales sanitarios, expertos y familiares han unido sus voces en el Congreso para exigir una vez más un plan nacional integral de prevención del suicidio. Una cuestión de estado en la que se ha echado en falta a los representantes del Gobierno, que habían sido invitados. Desatención sanitaria de éste y del anterior gobierno.

¿Porqué hace falta un plan nacional integral de prevención del suicidio? Porque estamos ante un problema que originó 3.679 muertes en 2017, lo que supone un 3,1% más que el año anterior, y porque en nuestro país se suicidan diez personas cada día y hay 20 tentativas por cada una que logra quitarse la vida. En este Foro, la coordinadora del Teléfono contra el Suicidio aseguró que en los últimos años se ha producido un aumento considerable de llamadas de jóvenes entre 17 y 22 años con intento de terminar con su vida, "jóvenes que no saben dónde acudir ni con quién hablar para acabar con su sufrimiento vital. Por este motivo, es necesario actuar con prontitud para dotarles de herramientas y apoyo que permitan prevenir situaciones límite y que quieran morir para dejar de sufrir".

Elena Aisa, cuyo hijo murió hace cinco años, presidenta de la Asociación BearKada-Abrazo, ha reivindicado el aporte y unión de profesionales sanitarios, periodistas y asociaciones de afectados para lograr el Plan de Prevención Nacional contra el Suicidio. Igualmente, brindó su apoyo a los supervivientes de un suicidio, porque desarrollan un trastorno de stress postraumático con secuelas físicas, psíquicas y sociales por estigmatización de la situación, con un duelo largo, complicado y muy duro. Si son unos padres, el duelo es eterno.

Los motivos que hay detrás de la consumación o el intento de suicidio en un adolescente pueden ser complejos y a veces para nosotros inexplicables, pero la realidad es que el suicidio aumenta de forma alarmante durante la adolescencia y pre adolescencia. Hemos de analizar los suicidios del adolescente vinculados al bullying y el ciberbullying escolar, a las drogas, a las redes sociales y al juego. Pero no nos engañemos, todo esto esta en un marco mas amplio, que es la violencia humana.

Siguiendo a Maite Garaigordobil, catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos, los estudios confirman que las víctimas tienen sentimientos de inseguridad, soledad, tristeza, infelicidad, indefensión, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, depresión, ideación suicida, estrés, miedo, baja autoestima, falta de confianza en sí mismos, baja estabilidad emocional, sentimientos de ira y frustración, somatizaciones, trastornos del sueño, fobias, dificultades de concentración, de rendimiento escolar y desacoplamiento social. No pudiendo soportar el sufrimiento, consuman el suicidio.

Mientras que los agresores tienen mayor probabilidad de desconexión moral, por la falta de empatía y la baja estabilidad emocional y social, el verdugo presenta con asiduidad dependencia de las tecnologías, absentismo escolar, ingesta de alcohol y drogas…. Y en algunos casos, muchos de estos efectos del acoso, tanto en la víctima como en el agresor, perduran a medio plazo y a lo largo de la vida.

De todo esto se desprende que la educación en valores por parte de la sociedad, la familia y la escuela son determinantes para adquirir una conducta social que inhiba a la conducta violenta.

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