Francisco Núñez Roldán

La solemne sandez del ‘andalú’

La tribuna

La soberana memez de querernos colocar una especie de transcripción fonética del español que se habla en Andalucía es obra de mentes indoctas

La solemne sandez del ‘andalú’
La solemne sandez del ‘andalú’ / Rosell

22 de junio 2023 - 00:15

Si usted leyera el titular en voz alta lo pronunciaría parecido que si hubiera escrito “andaluz”. Y sin embargo lo habrá leído con /u/ cerrada, porque si la palabra termina en Z usted la pronuncia con /u/ abierta. Un andaluz no dice igual “toro” que “toros”, como es sabido. Los nacidos más arriba, por desgracia, no solo distinguimos la vocal final cerrada del singular con la abierta del plural, sino que le añadimos la sibilante S. Dos signos fonéticos donde basta uno para la distinción del significado. Un craso error de los que hablamos fino, puesto que en la lengua la norma áurea es decir lo máximo con lo mínimo. Eso lo consigue el andaluz, como bien reconocía Torrente Ballester, que no tenía desde luego pronunciación andaluza al hablar. La soberana memez de querernos colocar una especie de transcripción fonética es obra de mentes indoctas capitaneadas a lo que se ve por alguien tan ignaro en lingüística como esa andalucista emeritense llamada Pilar González Modino, a quien no basta que se pronuncien a la andaluza las palabras, sino que quiere que se establezca un sistema sui géneris de escribirlas, como si en Andalucía no se supieran pronunciar en las diferentes pronunciaciones locales lo que se escribe como se escribe. Quienes hicimos filología inglesa teníamos y tenemos un diccionario de pronunciación, desgraciadamente muy necesario para quienes atacábamos desde fuera aquella lengua de arbitraria fonética, pero, que yo sepa, a ningún filólogo inglés se le ha ocurrido que un súbdito de Carlos III deba escribir “jaus” donde escribe “house”. Lo sabe pronunciar y ya está. Pues exactamente igual con el habla andaluza, tan sintética y ágil donde la premiosidad de los que hablamos el castellano ceñido al texto nos hace perder más consonantismo y tiempo en el mensaje. Perder el tiempo, en resumen. Porque luego, ¿qué hacemos con el ceceo y el seseo, tan diferenciado por zonas? ¿Cómo se escribiría según la González la palabra “sosa”, por ejemplo, en boca de un nativo de Coria del Río y en la de un cordobés? ¿Qué harían los pueblos que rodean Sevilla, islote urbano de seseo en zona de ceceo, cuando la Magna Hispalensis impusiera la silbante S sevillana en los textos en lugar de la potente e interdental Z de todos los municipios que la rodean?

El habla andaluza, con sus numerosas variantes, puede y debe transcribirse fonéticamente cuando se estudia científicamente, como ocurre con cualquier lengua, pero es eso, una pronunciación de algo común escrito. Y ello es cosa no ya compleja, sino innecesaria para la vida cotidiana. Usted, señora González, escriba por ejemplo “¿pues para qué todo eso?, que el paisano que lo lea ya sabrá más o menos decir “¿po pa qué to eso?”, y se habrá ahorrado el 25% de las sílabas diciendo lo mismo. Ahí es nada. Eso sí, el engolamiento y prestigio del español pronunciado con todos sus avíos es ya cosa de la potencia económica de otras regiones. Y eso sí que es otra historia…

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