La tribuna
Salvador Gutiérrez Solís
La Bola de Cristal
La tribuna
La declaración del Gobierno de que la propuesta marroquí de autonomía para el Sahara Occidental es "la base más seria, creíble y realista" para la solución del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario es una opción política que no representa un "giro copernicano" en la posición del Gobierno de España sobre el conflicto, como algunos medios de comunicación y partidos políticos la han calificado. No es un cambio "histórico" pero es evidente que el componente emotivo que siempre ha tenido el conflicto ha provocado una determinada conmoción en sectores de la opinión pública.
Si analizamos la trayectoria del problema desde 1976 cuando Marruecos ocupó el territorio del Sahara tras el abandono de España, es fácil llegar a la conclusión de que el problema se encuentra en un callejón sin salida y nada augura un desbloqueo del mismo. Es más, el conflicto se situó, hasta el año 1991, en el contexto de la confrontación global entre los EEUU y la URSS; reflejado en el enfrentamiento entre Argelia y Marruecos por la hegemonía del Magreb, que avivó a su vez la lucha armada entre Marruecos y el Frente Polisario. Es decir, después de casi cincuenta años , nos encontramos ante un conflicto sin perspectiva de solución, y ello a pesar de los esfuerzos de Naciones Unidas, incluso con su presencia en el territorio.
La posición de los Gobiernos de España sobre el Sahara se ha situado siempre en el marco de la resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. La Resolución 690 de Octubre de 1991 que avaló el alto el fuego en el conflicto, llamaba a un acuerdo entre las partes para la celebración de un referéndum para la libre determinación del pueblo saharaui. Cuando en el 2007, Marruecos, en un proceso de regionalización del país, presentó una propuesta de autonomía para el Sahara Occidental, el Consejo de Seguridad "acoge con beneplácito los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos para hacer avanzar el proceso hacia una solución" (Resolución 1783); declaración que se reitera en las resoluciones de los años sucesivos hasta el año 2021. En el 2008, la ONU señala que la "parte española considera que la propuesta (de autonomía) era fruto de esfuerzos serios y creíbles y que constituía una contribución positiva en el marco de una negociación sustantiva para conseguir una solución." Desde esas fechas, las resoluciones de la ONU, sin abandonar el principio de libre determinación, ponen un mayor énfasis sobre la contribución positiva de la propuesta de autonomía a la solución del conflicto. Países europeos y la propia Comisión Europea estimaron que la propuesta de autonomía podía constituir una vía de salida del problema. Por ello, creo que la inclusión del adverbio "más" -"...la base mas seria, creíble y realista para la solución de este diferendo"- en la declaración del Gobierno, no altera sustancialmente su posición ni el marco en el que se sitúan las resoluciones de ONU. En este contexto cabe añadir que Marruecos es un país clave para la seguridad y estabilidad para una zona como el Magreb de gran importancia geoestrategica.
La propuesta marroquí para un estatuto de autonomía (contiene 35 puntos) señala en el punto 27 que "e l estatuto de autonomía [...] será objeto de negociaciones y se someterá a una libre consulta mediante referéndum de las poblaciones concernidas." y en el punto 33 declara "...favorecer unas negociaciones que tengan por finalidad alcanzar una solución en el marco de la legalidad internacional...". No sé si la propuesta de autonomía será la salida del callejón después de tantos años de posiciones enquistadas, pero sí creo que puede constituir una solución si las actitudes de las partes son "serias, creíbles y realistas".
Las relaciones con Marruecos representan el problema mas sensible de la política exterior de España y es lógico que, tras la peor crisis en décadas, el Gobierno español trate de abrir una nueva etapa de estas relaciones. Marruecos es el tercer socio comercial de España fuera de la UE, con más e de 16.000 millones de euros de intercambio comercial; 17.000 empresas españolas tienen relaciones comerciales con Marruecos; 700 de ellas están establecidas en este país y cerca de un millón de marroquíes viven y trabajan en nuestro país. Por otra parte, España no es ajena al futuro de la población saharaui. Salvaguardar los intereses de España en el contexto de las relaciones internacionales y contribuir a la solución de los conflictos que nos afectan es una responsabilidad del Gobierno español.
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