Tribuna

Luis Alvarez Moreno

Presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo e Intérpretes (API)

Tres nombres para Medina Azahara

Tres nombres para Medina Azahara Tres nombres para Medina Azahara

Tres nombres para Medina Azahara

Afirmaba el profesor Manuel Ocaña que, cuando, en 1984, el Gobierno Central transfirió a la Junta de Andalucía la competencia en materia de Patrimonio Histórico, artístico y monumental, hacía ya cuatro años que "las ruinas venerables de la ciudad palatina habían sido abandonadas a su suerte y la maleza se enseñoreaba de los sectores expuestos a la intemperie, erosionando pavimentos y muros…". Entre 1976 y 1984, Medina Azahara sufrió un proceso de progresivo abandono que pudo haber dado al traste con la obra señera de Félix Hernández. A la muerte del maestro, en 1975, un drástico recorte en el presupuesto dedicado al yacimiento, culminó con la paralización completa de los trabajos en 1982.

Las tremendas carencias sufridas durante esa etapa de abandono fueron suplidas gracias a la voluntariedad, el tesón y el trabajo de algunos profesores, que, de un modo generoso y desprendido, sacaron tiempo y recursos de donde no los había, haciendo mucho más de lo que estaba en sus manos, con el fin de que la llama de Medina Azahara siguiera viva. Por ello, considero imprescindible traer a este artículo los nombres de tres profesores, sin cuya labor silenciosa, pero constante e intensa, durante aquellos años oscuros, hoy, Medina Azahara no habría sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Colaboradores estrechos de Félix Hernández y en mayor o menor medida discípulos suyos, Manuel Ocaña Jiménez, Rafael Manzano Martos y Manuel Nieto Cumplido, fueron capaces de mantener la actividad en el yacimiento. Los trabajos que, entonces, hicieron nos han traído hasta la brillante realidad que hoy conocemos.

Desaparecido Félix, el entusiasmo en la defensa de Medina Azahara, llevó a Manuel Ocaña, a una permanente presencia en el yacimiento, incrementando sus esfuerzos y su lucha, porque los restos expuestos a la intemperie no se deterioraran. Hizo lo imposible por conservar pavimentos y muros y su diario magisterio, en unas condiciones dificilísimas, garantizó que la luz de "la ciudad que brilla" no se apagara. El nombre de Manuel Ocaña, extraordinario especialista en Historia del arte hispano musulmán y grandioso epigrafista, quedará , para siempre unido a la Historia de una Córdoba que, tan orgullosa se muestra hoy del Título de Patrimonio de la Humanidad otorgado a Medina Azahara.

De igual modo, es esencial la figura del profesor Manzano Martos, estrecho colaborador de Félix Hernández desde su Cátedra en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Félix, ya muy enfermo, recuerda Manzano, me dijo las siguientes palabras: "cuando yo muera le llamarán para que se ocupe de esto, y si se lo piden no tenga usted escrúpulos, acepte, porque es quien mejor puede hacerlo, y procure que nadie olvide que Medina Azahara no es trabajo de arqueólogos, sino de arquitectos".

Y efectivamente, así fue. El nuevo director desarrolló entonces un programa de actuaciones a partir del punto en que se encontraban los estudios de Hernández. Probablemente, su intervención más destacada fue la que tuvo lugar en el Salón Rico, en la parte más alta de la Dar al Mulk, y en el Edificio Basilical Superior.

Pero el Ministerio no disponía de un presupuesto específico para Medina Azahara. Se funcionaba a base de subvenciones. Incluso, hubo años en que no dieron ayudas.. Se llegó al extremo de que el propio director tuvo que anticipar bastante dinero.

Esa paralización de los trabajos, en lucha contra la incomprensión y el abandono, se vio, en palabras del profesor Manzano, "sólo suplida por el buen deseo, la dedicación y el respaldo del entonces Delegado del Ministerio de Cultura en Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, que, con su conocimiento y afición intentaba crear un Patronato que diera una estabilidad institucional a la impresionante cantera arqueológica de Medina Azahara".

Consecuencia de ello fue, el Real decreto 2.122/1981, por el que se creaba el Patronato de Medina Azahara. Promovido a imagen y semejanza del Patronato de La Alhambra, por el entonces responsable de las políticas culturales en Córdoba, el Canónigo Archivero de la Catedral, Manuel Nieto Cumplido, el citado decreto pretendía dar viabilidad económica al yacimiento. Pero, el Patronato de Medina Azahara dejaría de reunirse a raíz de la transferencia de las competencias, en materia de Cultura, a la Junta de Andalucía, muy poco tiempo después.

Nieto Cumplido, con apenas cuarenta años, era ya, en 1979, un reputado experto en Historia del Arte Islámico Español. Considerado uno de los más grandes medievalistas de la España actual y sin duda el mayor especialista en la Mezquita-Catedral de Córdoba, a cuyo estudio y defensa ha dedicado su vida, el Gobierno presidido por Adolfo Suárez le había nombrado Delegado Provincial del Ministerio de Cultura en Córdoba. Su permanente magisterio, en la Medina Azahara de aquellos años, sostenido sin solución de continuidad hasta nuestros días y del que tantos de nosotros seguimos aprendiendo, hacen que su nombre, unido a los de los profesores Rafael Manzano y Manuel Ocaña resulte imprescindible en el estudio de esa espectacular realidad que, a día de hoy, es Medina Azahara.

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