La tribuna

Francisco J. Ferraro

Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

Tendencias mundiales: (1) Fortalezas

Tendencias mundiales: (1) Fortalezas Tendencias mundiales: (1) Fortalezas

Tendencias mundiales: (1) Fortalezas

Apesar de que no existen conflictos armados de gran intensidad en el mundo ni se han producido grandes desastres naturales, y que la economía mundial mantiene un ritmo de crecimiento alto y generalizado, vivimos en un tiempo con un elevado grado de incertidumbre, con la sensación de que estamos al final de una fase de la historia de la humanidad y se abre otra, para muchos, más sombría. Por ello, me parece oportuno reflexionar sobre las grandes tendencias mundiales, aún consciente de que el futuro vendrá determinado por factores demográficos, económicos, naturales, científicos, tecnológicos, sociales y políticos que se interrelacionarán de forma impredecible, por lo que las reflexiones posibles son meramente especulativas. No obstante, especular no es un ejercicio inútil porque algunas dinámicas singulares son bastante predecibles y, en consecuencia, tenemos la posibilidad de incidir en ellas para reforzarlas o evitar que se produzcan.

Entre esas tendencias destaco tres fortalezas, a lo que les contrapondré tres amenazas en la segunda parte de este artículo la próxima semana.

En primer lugar, debe destacarse la dinámica positiva de la práctica totalidad de los indicadores sociales relevantes para el mundo: esperanza de vida, pobreza, alimentación (hambre, desnutrición), muertes violentas (conflictos armados, homicidios), sanidad (mortalidad infantil, enfermedades contagiosas, gasto en cobertura sanitaria), educación (a todos los niveles), discriminación social (por raza, religión, sexo, orientación sexual), democracia (de 30 países democráticos en 1970 a 87 en 2009)..., habiéndose conseguido alcanzar con anticipación la mayor parte de los Objetivos del Milenio. Ciertamente, siguen existiendo países atrasados en muchas de las variables referidas y algunos han conocido una involución en el tiempo reciente, pero no hay razones para pensar que estas tendencias se vayan a revertir en los próximos años. La excepción es la degradación ambiental y, en particular, los riesgos de cambio climático.

En segundo lugar, a pesar de la reciente crisis, la economía mundial viene creciendo a una tasa media del 3,5% en los últimos 50 años, con mayor intensidad en los países emergentes y en desarrollo desde la década de 1990, aunque algunos países africanos y latinoamericanos no han participado en esta positiva dinámica. Este crecimiento ha estado soportado por el aumento del empleo y de la productividad, y esta última, por el desarrollo tecnológico y la cualificación del factor trabajo. El crecimiento económico ha hecho posible el aumento y extensión del bienestar humano, como ponen de manifiesto el aumento de la renta por habitante y los indicadores sociales referidos en el punto anterior. Aunque puedan producirse nuevas crisis, para los próximos treinta años se prevé la continuidad del crecimiento mundial a una tasa media en torno al 3%.

En tercer lugar, debe destacarse como fortaleza de la dinámica mundial el progresivo aumento del civismo, de la cooperación, de la solidaridad y de la confianza. Si bien Adam Smith estableció en La Riqueza de las naciones que el interés personal (el egoísmo) es la motivación del comportamiento de los seres humanos en sus relaciones económicas, y de ahí se derivaría el progreso colectivo, en La teoría de los sentimientos morales reflexionó que en los círculos familiares y sociales más cercanos las personas están motivadas por el deseo de ser valorados, apreciados, queridos, lo que les induce a comportamientos aprobatorios. Pues bien, en el tiempo reciente, la extensión de las telecomunicaciones, el aumento del tiempo del ocio, las facilidades de transporte y el cosmopolitismo han propiciado un aumento notable de la sociabilidad y, con ella, de la necesidad de reconocimiento y aprecio de unos círculos sociales cada vez más amplios (lo que tiene una manifestación simbólica en los "me gusta" de las redes sociales). Esa necesidad de aprecio incentiva los comportamientos altruistas y solidarios de un número creciente de personas, desde la colaboración en instituciones de interés común como Wikipedia o las ONG, al predominante comportamiento confiable, respetuoso y amable con los desconocidos. Seguro que el lector puede enumerar múltiples ejemplos en sentido contrario, y en ello incide el predominio de noticias negativas en los medios de comunicación, pero con una perspectiva temporal amplia los comportamientos individuales referidos van siendo más generalizados, al menos en las sociedades occidentales desarrolladas.

Sin embargo, frente a estas tendencias positivas de la humanidad, en los últimos años están emergiendo amenazas notables, que abordaré en el artículo del próximo domingo.

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