Tribuna

Rafael Rodríguez Prieto

Profesor de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide

Rectores heroicos

El ministro de universidades usando una red social privada y extranjera para responder a una verdadera crisis nacional. ¿De verdad que los universitarios nos merecemos esto?

Rectores heroicos Rectores heroicos

Rectores heroicos / rosell

Ella era la única sin pasamontañas. Cinco profesores de la Universidad de País Vasco no mostraban su cara. En la foto sólo se podía identificar a una profesora menuda y, aparentemente, frágil. En ese tiempo, salieron informaciones periodísticas que afirmaban que se privilegiaba a los etarras en esa institución. Eran los tiempos en que ETA asesinaba. Hoy, sus herederos eliminan civilmente a los que les estorban. Es más limpio y además sales pontificando en las noticias o escribes artículos en The Guardian.

La desmemoria histórica reciente española es asombrosa. Preguntar a tus estudiantes por ETA es como nombrar la guerra civil en Yugoslavia. Inútil. En España nunca hay tiempo para que las víctimas dejen sus testimonios grabados en un archivo virtual, que pudiera ser consultado desde cualquier parte del mundo y evitara que el relato nacionalista convierta a los verdugos en víctimas. Todo sea por la concordia, dirán. Miembros del Ejército, guardias civiles, policías y otras víctimas podrían enseñarnos mucho a los universitarios sobre la democracia y los derechos humanos. Sobre el desprecio, la soledad, la incomprensión o, en el peor de los casos, sobre la obsesión por coger tu arma reglamentaria para pegarte un tiro.

Cuando uno sigue los acontecimientos en Cataluña, no puede tener otra cosa que una sensación de reflujo gástrico. El problema es que no hay sales que remedien la sensación de que los gobiernos de Madrid se empecinan en abandonar a su suerte a sus servidores públicos y a los ciudadanos leales a la Constitución, mientras honran sin límites a los nacionalistas. Si fue humillante observar a miembros de las fuerzas de seguridad abandonando los hoteles entre insultos de la jauría nacionalista, no lo es menos encontrarnos con un ministro de universidades que no se mete en los problemas de las universidades. Su heroica gestión se puede resumir en un tuit. El que usó esa misma noche para explicar lo inexplicable. Si lo analizan es hasta hilarante. El ministro de universidades usando una red social privada y extranjera para responder, en un número reducido de caracteres, a una verdadera crisis nacional. ¿De verdad que los universitarios nos merecemos esto? La respuesta es tremenda. Puede que sí.

Algunos gestores universitarios tienen a gala ser verdaderos mayordomos del poder. Los habrá que quieran ser viceconsejeros y los que nacen con esa vocación servil. A saber. No sólo colaboran activamente en la mercantilización de la universidad, sino que además les falta tiempo para ponerse al servicio del politiquillo de turno. Son plañideras en el claustro por la mañana y edecanes por la tarde, cuando el consejero del ramo se digna a visitar la universidad. Es triste, pero ya lo sabemos. Sin embargo, lo que es complicado de asumir es que se pongan al servicio de una causa que difama gravemente al Estado del que cobran y del que son funcionarios, mientras que en el resto de España se hace el silencio. ¿Para que existe la Conferencia de Rectores? ¿Es que no deberían apoyar a los universitarios que se enfrentan a los que pisotean sus derechos? ¿Es que es tan difícil reconocer una situación en la que se están conculcando los derechos humanos? Ha habido un rector de una universidad catalana al que le ha parecido entrañable que los estudiantes que no respetan a los otros pretendan no asumir las consecuencias de sus actos. Los rectores ahora justifican la adolescencia infinita y adecuan la normativa a su mayor gloria.

Llama la atención también la actitud de asociaciones de profesores. Excepto el Foro de Profesores, ni constitucionalistas, filósofos o internacionalistas han tenido a bien decir algo. Probablemente, piensan que su función se limita a editar una revista que cumpla con los requisitos de la Aneca. Con este ambiente, te pones a releer la historia del siglo XX y todo encaja. Lo raro es que no suceda más a menudo. Aquí nos falta la quema de libros de los desafectos al régimen. Pero bueno, no se preocupen que todo se andará, que los contenedores no son infinitos.

Probablemente, en estos días se nos recordará cuando Kennedy evitó la discriminación de un estudiante negro en una universidad sureña. Pero yo sólo pienso en esa foto perdida en internet. A esa mujer la intentaron matar y le hicieron la vida imposible, hasta el punto que tuvo que abandonar su casa durante años. Volvió hace un tiempo para recibir los insultos y el menosprecio de algunos colegas filoetarras y sus entrañables cachorritos. Al cabo del tiempo, se lo pusieron fácil y se jubiló. Su nombre es Gotzone Mora. Ella y otros profesores como Fernando Savater no son noticia y, con el transcurso del tiempo, serán olvidados. Hay que dar paso a Otegi en el telediario y en los libros de texto. Es la musa de la revolución de las sonrisas.

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