Tribuna

Eduardo corral garcía

Profesor titular de Derecho Civil en la Universidad de Cádiz

Nadal pero gratis

Los políticos prefieren una educación 'low cost' y sin esfuerzo, como si fueran más un padre complaciente que quiere ganarse a su hijo evitándole dificultades

Nadal pero gratis Nadal pero gratis

Nadal pero gratis

Atodos nos gustaría parecernos a Nadal, pero ¿estamos dispuestos a tener la misma capacidad de sacrificio y a prepararnos para la derrota a pesar del esfuerzo realizado? Viendo las recientes decisiones de las autoridades educativas tanto a nivel estatal como autonómico, parece que los políticos prefieren una educación low cost y sin esfuerzo, como si fueran más un padre complaciente que quiere ganarse a su hijo evitándole las dificultades, mientras que Toni, el tío y entrenador de Nadal -hasta hace unos meses-, basa su método en las virtudes estoicas, empezando por algo tan sencillo "no te quejes ante las adversidades".

Por un lado, el Gobierno de España -de signo popular-, que ya se achantó en diciembre del año pasado al suspender sine díe los efectos académicos de las reválidas por el miedo a la reacción protectora de la opinión pública -dejamos a los estudiantes pasar de ronda sin jugar, no sea que vayan a estresarse ante tanto partido a cinco sets-, decidió el 3 de julio que se pueda obtener el título de la ESO ¡con dos asignaturas suspensas!, siempre que no sean simultáneamente Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas; eso sí, los profesores deberán apreciar que "el alumno o alumna ha alcanzado los objetivos de la etapa y ha adquirido las competencias correspondientes". En mi pueblo y en el de cualquiera de ustedes eso es simple y llanamente "regalar el título"; y yo me pregunto qué preparación para el esfuerzo competitivo es esa que permite alcanzar un objetivo sin superar el listón (como si en una competición de salto de altura le permitieran a alguien pasar a la final con tres nulos en la altura mínima exigida). Eso sí, ¡a los alumnos de Bachillerato se les exige "la evaluación positiva en todas las materias de los dos cursos"! Dicho de ese modo, hasta habrá que felicitarse porque ahí no se haya bajado el nivel de exigencia, cuando es lo mínimo en un sistema que pretenda premiar el esfuerzo y la capacidad.

Por otro lado, la Junta de Andalucía, de signo socialista -con la excusa de que "nadie quede excluido de la universidad por razones económicas"-, ha aprobado el viernes 14 de julio una bonificación al 99% de todos los créditos aprobados en primera matrícula por los estudiantes universitarios de Grado, cuando hasta ahora solo se bonificaba a quien obtenía una Matrícula de Honor como premio a la excelencia académica. Es decir, que se va a premiar por cumplir con su mínimo deber a quien ya disfruta de una subvención de la matrícula a cargo de los impuestos de todos ustedes.

No podemos olvidar que el derecho, incluso en normas administrativas de esta índole, tiene una función pedagógica sobre la conducta de los ciudadanos. Por tanto, ¿qué mensaje se está lanzando a los jóvenes, que deben saber desde el principio de sus estudios en la universidad que sólo el 68% de los graduados universitarios alcanzan un puesto de trabajo acorde a su titulación? En mi opinión, que el valor de la educación proporcionada por nuestras instituciones universitarias es cada vez menor: si se rebaja el nivel de exigencia tanto para alcanzar un título como para obtener una bonificación como premio al esfuerzo realizado, dicho mensaje es justo el contrario de lo que necesitan recibir nuestros jóvenes. De hecho, frases similares a "solo me han quedado dos para septiembre" es lo que me han comentado bastantes de mis alumnos cuando les pregunto cómo les ha ido en sus exámenes de junio. No se trata de suspender pocas o muchas asignaturas, sino de trabajar duro para aprender los contenidos y los resultados de aprendizaje y poder ser un profesional competente en un entorno cada vez más competitivo.

Con las dos medidas aprobadas, los dos partidos políticos mayoritarios han demostrado una capacidad populista igual, si no superior, a la que critican en otras formaciones: el PP, apuntándose a un papel de papá o mamá de buen rollo, con tal de que el chico no se frustre por dos suspensos ("ahí tienes tu título"), saltándose a la torera la justicia conmutativa; y el PSOE-A, como la política de becas no es de su competencia, apuntándose un tanto frente al Gobierno central que no beneficia a las familias de rentas más bajas como dice pretender, sino tanto a las pudientes como a las desfavorecidas, lo cual es un error desde la óptica de la justicia distributiva. Pero ¿a quién le importa la justicia, cuando el criterio más decisivo a la hora de gobernar son los posibles votos a obtener en las próximas elecciones? Juzguen ustedes quién es más populista y el flaco favor que se hace a nuestro ya devaluado sistema educativo.

Siempre nos quedara París…

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