Tribuna

Salvador Gutiérrez Solís

@gutisolis

Juego de Tronos

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Juego de Tronos

Aún sonríe cuando lo recuerda, y es que no ha pasado tanto tiempo aunque con frecuencia ella misma piense que se trate de demasiado tiempo. El peso de los días, gramos o toneladas, según, depende de las emociones albergadas en cada uno de ellos. Madre de dragones, escribió en el perfil de su cuenta de WhatsApp. Fue un martes por la noche, justo después de ver el episodio seis de la quinta temporada. O tal vez fuera la cuarta, la sexta seguro que no, y puede que se tratara del séptimo episodio. No recuerda con exactitud el episodio, ni el número ni la temporada, pero sí que recuerda perfectamente ese martes con formas de lunes lluvioso y tormentoso, y eso que fue un cálido y luminoso martes de primavera. A continuación tendió el uniforme del supermercado en el que trabaja, turno partido, fines de semana incluidos, todo el fin de semana en verano. Hay noches en las que regresa cerca de la medianoche. Muy cansada, desfallecida. Somos las Señoras de Invernalia, pero al revés, repite a sus compañeras en la parte trasera del supermercado, en la entrada de los camiones, mientras se fuman un cigarrillo. Sus dragones, doce, ocho y seis años, por fin dormían, las deportivas desparramadas a los pies de la cama, los Siete Reinos transformados en un solo y pequeño espacio indómito, mezcla de desorden y de fantasía. Cuando acabó de ver el episodio se fumó un último cigarrillo en el balcón, con la vista puesta en la calle, solitaria, callada. Desde ese mismo balcón, en esa misma calle, lo vio alejarse una mañana, sin ejército, a la que fue su mano derecha durante tanto tiempo, el mismo día que comenzó el Invierno. Antes de que se levantase el gran Muro del Norte entre ellos, antes de que el Fuego Valyrio lo arrasase todo, reduciéndolo a cenizas, la suya fue una relación de hielo y fuego, de algunos -demasiado pocos- días de primavera y larguísimas noches de otoño, a ratos feliz, o lo que ella entiende por felicidad, que es un concepto que, cada día, nos forjamos para sobrevivir.

Mientras yo hablo en Dothraki, tú parece que solo dominas el Skroth, le dijo él. Pero el Skroth no es realmente un idioma, según pudo saber después, es el sonido del hielo cuando se rompe. Jamás podría haber esperado escuchar algo así, del que habría sido el Guardián de sus noches, el compañero de tantas batallas. Jamás habría esperado tantas y tantas cosas de él, que sucedieron. Deberías teñirte del pelo de rubio, le dijo su hija mayor, no hace tanto. Claro, y dejármelo más largo, es lo que me faltaba, le respondió ella, y durante unos minutos no pudo dejar de reír. Madre de dragones, reina de su soledad, sustento de sus hijos, templo de las caricias, esclava de sus circunstancias, luz en la oscuridad, bálsamo del llanto, correctora de deberes, costurea de uniformes maltrechos, trabajadora incansable, gobernadora de los reinos más oscuros de su corazón. Algunas mañanas, nada más despertar, mientras toma ese primer y solitario café antes de despertar a sus hijos, tiene la tentación de cambiar el estado de su cuenta de WhatApps por Heredera del Trono de Hierro o Reina del Nido de Águilas, pero tres desayunos -siempre alguno derramado- y prisas después hasta al fin acompañar a sus hijos hasta el aula matinal piensa que su estado es el adecuado. De momento, no lo cambio.

Esta noche ha quedado con varios amigos para ver el primer episodio de la nueva temporada, y antes recuperarán el último para refrescar la memoria. El fuego, el hielo. Pizzas para los niños, que juegan abajo. Hay quien piensa, en estas situaciones, entre otras parejas, que echa de menos su compañía, que preferiría no estar sola. Una sensación que ella misma siente algunas veces, más por curiosidad que por recuperar el pasado, ese largo invierno que duró años. Ya no está dispuesta a que un Rey desembarque en su vida, tampoco a que los Caminantes blancos invadan los reinos que tanto le ha costado construir en los últimos años. Madre y padre de dragones, y lo que haga falta, heroína -superviviente- de la reforma laboral, mujer en este tiempo que sigue siendo difícil ser mujer. El capítulo ha concluido, Rocadragón vuelve a tener moradores. Las piezas colocadas sobre el tablero. Mejor una vida sin spoiler que con un guión preestablecido. Siempre habrá una nueva temporada. Y puede que sea mejor.

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