Tribuna

Esteban fernández-Hinojosa

Médico

'In aqua sanitas'

En el vino está la verdad, y en el agua la salud. Por mi parte, seguiré la recomendación del santo de Hipona y obedeceré a los que enseñan, no a los que mandan

'In aqua sanitas' 'In aqua sanitas'

'In aqua sanitas' / rosell

Se ha dicho que en una botella de vino hay más historia que geografía. Una historia tan vinculada a la del hombre que en todo tiempo ha sido fuente de inspiración para escritores, filósofos, científicos, poetas, pintores o directores de cine. Referencias en la Antigüedad a la amable ambrosía se encuentran en Eurípides, Platón, Tucídides o Plinio el Viejo; este último enseñó la bella fórmula In vino véritas. En tiempo más reciente, Fleming dejó dicho que: "Si la penicilina cura a los hombres, el vino los hace felices". Pero en nuestra época el debate se centra en discernir si los supuestos beneficios biopsicosociales de un consumo moderado son compatibles con eludir sus peligros.

Un estudio internacional publicado el 23 de agosto en la revista The Lancet, liderado por la Universidad de Washington y financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, -del que se ha hecho eco la gran prensa destacando resultados por países-, presenta sus conclusiones en colisión con el cuerpo de evidencia científica imperante hasta la fecha. Sitúa el consumo de alcohol, practicado en el mundo por uno de cada tres seres humanos, en el séptimo lugar entre los principales factores de riesgo de muerte prematura y enfermedad, y el primero para individuos de 15 a 49 años. La investigación ofrece información fresca, pero una información que conviene conocer y ordenar más allá de muros académicos: en 2016 se produjo en el mundo cerca de tres millones de muertes atribuibles al alcohol. Por sus enormes poblaciones, China, la India y Rusia lideran el número total de estos fallecimientos. En España (el país de mayor longevidad en 2017, después de Japón) el alcohol se relaciona con el 10% de las muertes de varones y casi el 4 % de las de mujeres registradas ese año.

Quienes nos hallamos en el tercio consumidor quizá debamos tomar nota de que, a tenor de estos resultados, no hay cantidad de vino, cerveza o licor que sea segura para la salud humana. Es sorprendente que incluso pequeñas cantidades de alcohol sean deletéreas para la salud en todas las regiones del planeta que han sido investigadas. Los médicos recomiendan una o dos copas al día a quien guste, pero las nuevas evidencias no apoyan en el mismo sentido. Para mayores de 50 años, el cáncer es la principal causa de muerte relacionada con el alcohol. Y en el grupo de 15 a 49 años, las enfermedades cardiovasculares, las infecciosas -sobre todo la tuberculosis-, las lesiones derivadas de la violencia y los accidentes de tráfico, ahogamientos y quemados. La mayoría de las muertes relacionadas con alcohol ocurren en bebedores con enfermedades cardiovasculares y cánceres.

Las conclusiones son claras, el consumo de alcohol es un problema importante de salud pública global. Algunos expertos sugieren que las legislaciones deberían priorizar programas destinados a combatir este consumo. El grupo Alcohol Information Partnership, de las ocho compañías de licores más grandes del mundo, ha respondido con el siguiente comunicado: "Nada en esta investigación desafía otra variedad de estudios que sugieren que beber moderadamente se asocia con una disminución del riesgo de algunos problemas de salud". Abogan por un consumo sensato y respaldan un asesoramiento basado en la evidencia que permita a las personas tomar sus propias decisiones informadas sobre el alcohol. Desde luego que las conclusiones del estudio distan del estado del arte que viene ofreciendo la evidencia científica. Según éste, el consumo moderado de alcohol supone un estilo de vida de bajo riesgo que podría ayudar a vivir más tiempo.

La discusión del artículo pivota sobre los peligros reales y potenciales que ejerce el alcohol en la salud humana incluso con bajos niveles de consumo. Pero si "el vino siembra poesía en los corazones"-como señaló Dante-, y "asegura la curación de la tristeza" -según Séneca-, el alegato de que no existe ningún nivel "seguro" no es un argumento sólido contra el consumo. Tampoco hay nivel de seguridad para volar en aviones o conducir coches y ningún gobierno recomienda evitarlos. Ni siquiera vivir es seguro y a nadie se le recomienda, por ahora, abstenerse de vivir. Aunque los investigadores abogan por la abstinencia, quizá fuera más razonable un enfoque que abordara el abuso en cada país, considerando su cultura y los patrones individuales de consumo. Nadie debería beber en la creencia de que el alcohol reduce el riesgo de enfermar; quien esté de parte del noble tónico debería aminorar su ingesta si no quiere acortar su vida o empeorar su bienestar. Y acaso recordar la frase, en su versión completa, del aludido escritor, naturalista y militar romano: en el vino está la verdad, y en el agua la salud. Por mi parte, seguiré la recomendación del santo de Hipona y obedeceré a los que enseñan, no a los que mandan.

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