Salvador Gutiérrez Solís

Friends

La tribuna

Friends
Friends

05 de noviembre 2023 - 01:00

El pasado domingo, despertamos en la extraña mañana del cambio de horario con la noticia del fallecimiento de Mathew Perry, al que siempre recordaremos por Chandler, el papel que interpretó en la mitológica Friends, una de las mejores series de televisión de todos los tiempos. No sé qué actor fue el que dijo que las películas (las grandes películas, me refiero) le ofrecen a sus intérpretes reputación, y las series, popularidad. A esto, que ya no es tanto así, ya que contamos con series que son auténticos clásicos de la producción audiovisual, yo añadiría cercanía, incluso familiaridad. De Piraña, Chanquete y Starsky a Walter White, Don Draper o el mismísimo Chandler Bing, se cuelan en nuestras casas, comparten nuestra cena y mesa camilla, esperamos con impaciencia la nueva temporada, el siguiente capítulo. Y en muchas ocasiones, como en el caso de Friends, crecemos, evolucionamos con suerte, al mismo ritmo que lo hacen sus protagonistas.

La serie no tardó en convertirse en un evento planetario, al igual que el peinado de Jennifer Aniston, que se convirtió en una especie de pandemia, que se propagaba de peluquería en peluquería. De un modo u otro, todos los seguidores de la serie nos identificábamos con uno de los personajes, y es que no me cabe duda de que estaban creados con esa intención. La inocencia de Pheobe, la “sencillez” de Joey, la intensidad de Ross, la picardía de Monica, la destreza de Rachel y fragilidad de Chandler Bing. Además de la ambigüedad, incluso sexual, que fue uno de los elementos que manejaron los guionistas, como ellos mismos reconocieron con posterioridad. Sentados en el legendario Central Perk, o en ese apartamento que muchos soñamos tener, veíamos pasar las vidas, con sus avatares, y muchas risas, de los personajes de la serie del momento. Una serie de la que hasta el mismísimo Woody Allen se declaró devoto, elogiando sus tramas y diálogos.

Chandler Bing era un personaje cargado de contradicciones, tal vez como consecuencia de su pertenencia a una familia entre esperpéntica y desestructurada. La relación con sus padres, como se vio en algunos episodios, no era precisamente lo que entendemos como normal. Eso hacía de Chandler un personaje frágil, quebradizo por momentos. Con el paso de los años, supimos que vivía con la fragilidad, como consecuencia de convivir con las adicciones. Tal y como el mismo Perry confesó en su autobiografía, Amigos, amantes y aquello tan terrible, cuando comenzó el rodaje de Friends ya era alcohólico, y sus peores años coincidieron, paradójicamente, con los de mayor éxito de la serie. En un fragmento del libro, que es un alarde de sinceridad y honestidad en todo momento, llega a revelar que gracias a sus compañeros de reparto pudo continuar con su trabajo, ya que lo mantuvieron en pie cuando más y más cerca estaba de caer. Un libro que Matthew Perry solo se atrevió a escribir cuando empezó a sentirse lo suficientemente sobrio, y que se publicó en 2022.

Generacionalmente, Friends tuvo influencia en muchos de nosotros, que desde la distancia, nos vimos reflejados en las circunstancias e inquietudes de un grupo de veinteañeros. En Nueva York o Córdoba podemos compartir mismas preocupaciones y semejantes anhelos. El ser humano, a grandes rasgos, es global. Imagino que muchos también se vieron reflejados en la persona, en Matthew Perry, frágil cuando los focos se apagaban y salían a pasear todos sus demonios. Quién no tiene los suyos propios, quién no esconde fantasmas, miedos y muertos en el armario. La vida y sus cosas, demasiado dura en ocasiones, demasiado virulenta, y no son iguales de resistentes todas las pieles contra las que choca. Se ha ido Matthew Perry, pero no podremos agradecerle lo suficiente que nos haya dejado a Chandler. Al que siempre recordaremos sonriente, dubitativo e ingenioso, como un niño que se coló en el cuerpo de un hombre.

stats