Tribuna

Enrique Díaz Bravo

Investigador del Departamento de Derecho Administrativo Universidad de Sevilla

Chile: desigualdad y conflicto constitucional

La Constitución no puede ser la suma desagregada e inconexa de las aspiraciones de sectores mayoritarios, sino que debe ser la expresión de mínimos indiscutibles

Chile: desigualdad y conflicto constitucional Chile: desigualdad y conflicto constitucional

Chile: desigualdad y conflicto constitucional / rosell

Tres datos concretos de instituciones de reconocido prestigio internacional son claves para comprender qué es lo que ocurre en Chile. 1) Es uno de los países con mayor concentración de riqueza de los miembros de la OCDE (OCDE:2019); 2) el 30% de la población es económicamente vulnerable (Banco Mundial:2022) ; y 3) el 10% de superiores ingresos gana casi el 60% del total y mientras que la mitad más pobre del país no posee riqueza, el 1% más rico posee la mitad del total. (World Inequality Report: 2022)

La profunda desigualdad provocó el estallido social en octubre de 2019, que tuvo como detonador el alza desmedida del billete de Metro en Santiago que logró desencadenar la movilización de millones de personas que han vivido en un país de eternas contradicciones, Chile son dos Chiles. Uno rico y uno pobre, uno de oportunidades y otro de frustraciones, uno de futuro y otro de inequidad. La brecha de la desigualdad en Chile se ha acrecentado en los últimos 30 años de democracia, sin duda existen logros relevantes pero insuficientes de todos los gobiernos en torno a las demandas básicas de la población. El conflicto social no supo evitarse con políticas públicas y se intentó contener con el Ejército en las calles.

El sistema político, económico y social que se impuso durante la dictadura de Pinochet se ha proyectado durante estos 40 años, con ciertas modulaciones democráticas que no han podido romper con el acorazado núcleo de la Constitución de 1980 y que provocaron que en octubre de 2020 más de un 78% de la población aprobase la idea de una Nueva Constitución, eligiéndose por un 79% el mecanismo de convención constituyente. Luego de casi dos años de proceso constituyente, el 4 de septiembre pasado un 62% de los chilenos y chilenas decidieron rechazar la propuesta de texto constitucional aprobado por la asamblea constituyente.

¿Qué puede explicar que una amplia mayoría quiera una nueva Constitución pero que una también importante mayoría haya rechazado el proyecto de nuevo texto constitucional? La explicación se puede buscar entre las siguientes causas: 1) Una potente campaña comunicacional en contra del proceso constituyente liderado por la minoría perdedora en las urnas del plebiscito de 2020, que medios como la BBC (julio, 2022) tildaban como: "La brutal desinformación sobre la nueva Constitución"; 2) la trivialización del proceso por quienes tenían a su cargo el mandato de elaborar el texto constitucional, disfraces de dinosaurios y pokémones, bailes y cantos, además del desprecio en varias ocasiones de los emblemas nacionales; 3) la sobrerrepresentación de grupos minoritarios que posicionaron sus legitimas aspiraciones como mayoritarias, 4) la falta de diálogo entre los sectores moderados y la captura de los ultras de ambos lados del proceso, llevándolo a su fracaso.

La Constitución no puede ser la suma desagregada e inconexa de las aspiraciones de sectores mayoritarios, sino que debe ser la expresión de mínimos indiscutibles que garanticen la dignidad de las personas destinadas a la convivencia pacífica entre mayorías y minorías. Chile ha decidido mayoritariamente renunciar a la desigualdad, el mundo mira nuevamente al sur del mundo para conocer el desenlace de este capítulo de la historia en lo que será un nuevo proceso de elaboración de un texto constitucional, ¿será el segundo intento el vencedor para concretarlo?

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