Tribuna

Luis Palenzuela

Vicepresidente tercero del Colegio de Médicos de Córdoba y especialista en Atención Primaria

Aplausos a las 8

Aplausos a las 8 Aplausos a las 8

Aplausos a las 8

Esa era la hora en la que de, forma espontánea, cientos de miles de ciudadanos coincidían en las ventanas, en los balcones de sus casas para rendir tributo a los profesionales sanitarios que atendían a miles de ciudadanos enfermos por el Covid-19. Nunca antes había ocurrido de esa forma, ni con tantas personas implicadas tal reconocimiento a un colectivo profesional; y eso nos ha emocionado. Circunstancias hasta ahora desconocidas por todos, han hecho que todo un sistema sanitario se movilizase y se orientase a atender a aquellos pacientes enfermos o con alta sospecha de infección por Covid-19; y todo ello con una gran improvisación inicial, con desabastecimiento de material especifico y con mucho riesgo de los profesionales implicados, pero igualmente con la convicción moral, ética y personal de que esas eran las circunstancias bajo las que habría que trabajar lo mejor posible, a sabiendas de ese riesgo. "Es lo que hay que hacer y hay que hacerlo", decía un compañero de mi centro de salud. Esto, obviamente, ha causado muchas bajas entre el personal sanitario.

Trabajar en medicina con incertidumbre es difícil de llevar. Estamos acostumbrados a procedimientos, a protocolos, a guías…, ya que es el método, el modo de hacer con orden lógico, lo que nos hace aplicar los conocimientos con pautas de actuación consensuadas y con rigor científico. Y esto, al inicio de la pandemia, no ocurrió. Fue una catástrofe epidémica para la que no estábamos preparados, que produjo un gran daño inicial y que afectó a todo un país.

En esta crisis han intervenido y siguen interviniendo muchos profesionales, con mayor o menor "visibilidad" en los medios de comunicación, redes sociales, etc., las cuales han trasladado a la población la imagen de ser unos héroes y heroínas: "Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble".

Sin embargo, son innumerables los profesionales sanitarios "invisibles", en muchos casos, de todos los estamentos, de todas las unidades, de todos los ámbitos, hospitalarios y extrahospitalarios, públicos o privados, los que han intervenido en esta oleada, como un conjunto de piezas unidas que han logrado dar el soporte que se podía dar y muchos los que continuamos vigilantes y atentos en el seguimiento y en la prevención de nuevas recidivas de esta pandemia. Esa apuesta profesional, esa disposición personal, es algo que caracteriza a todos los profesionales de nuestro sistema sanitario y que desde nuestra perspectiva como Colegio de Médicos se acentúa en el colectivo médico. Sin duda, tenemos los mejores médicos, con una formación y preparación envidiable, reconocida a nivel mundial, lo que convierte en modélico nuestro sistema público de salud.

Reconocemos y nos emociona, como comenté, "el aplauso de las 8"; pero a su vez ese gesto nos hace reflexionar sobre lo poco que se promociona, desde las administraciones públicas, nuestra implicación profesional en el sistema sanitario, ese día a día desconocido en el que se asisten y resuelven múltiples problemas de salud de miles y miles de ciudadanos, las gestas diarias de la actuación médica en miles de procedimientos. Esto es lo que nos gustaría que fuese reivindicado y reconocido por nuestras instituciones. Se "deslumbra" habitualmente a la población con grandes acontecimientos en prestigiosos hospitales, necesarios sin duda; pero son precisamente esas invisibles gestas diarias que acontecen en las consultas, en los quirófanos, en las salas, en los centros de salud, etc., a cualquier hora, todos los días, las que resuelven la inmensa mayoría de los problemas de salud de la población, y es ese el valor intrínseco de nuestro Sistema Sanitario Público. Esto, precisamente, es lo que nos gustaría que fuera conocido y reconocido por la población, no a través de "aplausos a las 8", sino mediante la toma de conciencia de lo que tenemos, de ese enorme capital profesional que pocos países poseen y que debiera ser impulsado por la Administración Sanitaria y asumido por la población, casi como seña de identidad nacional, y por lo tanto al que hay que cuidar.

A pesar de ser el país con el menor presupuesto sanitario/PIB de nuestro entorno, a pesar de tener una ratio médico/población asignada desproporcionada en la mayoría de especialidades, a pesar de agendas y cargas de trabajo inasumibles para atender adecuadamente a nuestros pacientes, con jornadas de trabajo que serían inadmisibles en otros colectivos, con un sistema de retribución salarial de los más bajos de la UE, con una Atención Primaria -pieza capital de un sistema público de salud- abandonada, con una precariedad laboral que raya lo inmoral en ocasiones, a pesar de todo ello, aquí estamos, dignificando nuestro Juramento y cumpliendo diariamente con el trabajo para el que nos hemos preparado.

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