El supuesto martirio de Artur Mas

El Tribunal Constitucional paró la consulta del 9-N, pero Artur Mas alega que fue organizada por voluntarios

A partir de las nueve de esta mañana, el ex presidente de la Generalitat Artur Mas se sienta en el banquillo para ser juzgado por la organización del referéndum del 9-N, por lo que la Fiscalía le pide 10 años de inhabilitación por los delitos de prevaricación y desobediencia. Serán tres magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña quienes decidan si hubo delito en la organización y financiación de la consulta después de que el Tribunal Constitucional advirtiese cuatro días antes sobre la ilegalidad de tal acto. Artur Mas, su ex vicepresidenta Joana Ortega, así como la ex consejera de Educación Irene Ridao sostienen que no cometieron ilegalidad, puesto que la organización corrió a cargo de los voluntarios. Aunque Ortega controló la organización de la jornada desde su puesto en la Generalitat, y los colegios se abrieron para colocar las urnas, los viejos dirigentes de Convergencia defienden que fue cosa de otros. Este es el debate jurídico, y sobre ello deben decidir los jueces, nada más. Ahora bien, Mas no es un mártir de la democracia, todo lo contrario, ha sido el peor presidente que ha tenido la Generalitat desde la Transición: agobiado por los recortes presupuestarios que todas las administraciones tuvieron que adoptar y temeroso de que ERC le quitase la hegemonía nacionalista, Artur Mas se lanzó, y lanzó a todos los catalanes, a una carrera que no conduce a nada. La comparación de este proceso con un choque de trenes, en el que se iban a confrontar la legitimidad del Estado y la catalana, es falsa; esto ha sido una huida hacia adelante y el montaje argumental del 9-N, un acto de cobardía: la Generalitat convocó un referéndum, con una escenografía que pretendió dar un cariz histórico a la jornada, para luego desdecirse y compararla con una consulta, como un sondeo real a la opinión pública. Pero el martirio es la única salida que ahora le resta a Mas, a su sucesor en la Generalitat y a su partido, de ahí que quieran convertir la jornada de hoy en un acto público, y masivo, de apoyo a quien sueña con volver a ser el candidato a las elecciones. Unas 40.000 personas se han inscrito para acompañar a Mas en su entrada en los juzgados, incluso se ha barajado la opción de que los manifestantes impidan el acceso a la sede del tribunal. Es lo mismo, son las escenificaciones propias de quien ya lo tiene todo perdido. Su sucesor, el presidente Puigdemont, le ha cogido el relevo y quiere volver a convocar el referéndum antes del verano, un referéndum de independencia de verdad, aunque después se desdecirá y argumentará que sólo se trataba de una consulta.

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