El silencio del PSOE andaluz

El PSOE andaluz y su secretaria general se han puesto de perfil en unos días de alta tensión política; no ha sido buena estrategia

La gestión que Pedro Sánchez ha hecho del desafío separatista catalán no sólo está incendiando la política española en una espiral cada vez más endiablada y peligrosa, en la que el episodio del relator y el frenazo anunciado ayer -que a ver hasta cuándo dura- son por ahora las últimas ocurrencias. También su partido se ha visto convulsionado por una actuación que pone en peligro la estabilidad social del país, lo que supone amenazar las bases mismas del sistema democrático. No ha pasado un día sin que una voz dentro del PSOE lance un grito de alerta y pida que las cosas se reconduzcan. Lo ha hecho la vieja guardia del partido, lo que en los ámbitos internos se conoce como el Antiguo Testamento, con personalidades tan autorizadas como Felipe González y Alfonso Guerra; lo han hecho los barones territoriales del partido, horrorizados por la perspectiva de unas elecciones municipales y autonómicas en las que la complacencia con el independentismo puede pasar una factura muy cara, y lo han hecho también en las redes sociales muchos militantes socialistas que no entienden a dónde quieren llevar al PSOE el tándem que forman Pedro Sánchez y Carmen Calvo en su afán de mantenerse en el poder el máximo tiempo posible. Lo ha hecho, en definitiva, una buena parte del socialismo español de la que se ha quedado al margen, muy significativamente, la organización andaluza y su secretaria general, Susana Díaz. Si por algo se distinguió Díaz durante su permanencia al frente del Gobierno de Andalucía fue precisamente por su defensa de la unidad de España, la igualdad de sus autonomías y la necesidad de un discurso firme contra el separatismo y los privilegios de unos territorios sobre otros. Sin embargo, desde que las alianzas parlamentarias colocaron a los socialistas en la oposición en la Cámara regional parece como si estos planteamientos hubiesen dejado de tener importancia. El silencio de Susana Díaz ha sido elocuente y el PSOE andaluz se ha puesto de perfil en unos días en los que la tensión política ha alcanzado cotas muy altas. Sólo motivaciones de carácter interno pueden explicar esta falta de comparecencia ante la opinión pública y ello es, lisa y llanamente, un error. El PSOE es la fuerza política que más votos obtuvo en las elecciones de hace poco más de dos meses y su voz es necesario que se escuche en Andalucía, no solo en los temas que afectan directamente a la comunidad autónoma, sino también en los que afectan al modelo de convivencia entre todos los españoles. El silencio no es una buena estrategia.

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