Una propuesta que llega muy tarde

Tras meses de estar enrocado en el no a Sánchez, Rivera intenta desbloquear ahora su investidura cuando es demasiado tarde

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sorprendió ayer a todos al proponer un plan para desbloquear la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de la nación. Consiste éste en una abstención conjunta de Ciudadanos y el PP siempre que los socialistas cumplan con una serie de condiciones: la creación de un Gobierno constitucionalista en Navarra que sustituya al actual, el respeto a la sentencia del procés y el compromiso de que no habrá indultos a los líderes del mismo si son condenados por el Tribunal Supremo, lo que se complementaría con la apertura de una mesa de negociación entre los tres partidos para estudiar la aplicación de nuevo del artículo 155 si el Govern desacata lo que decida el Alto Tribunal; y, finalmente, la seguridad de que no habrá subidas de impuestos ni imposición de cargas adicionales a los autónomos.

En general, exceptuando la condición que afecta al Gobierno de Navarra -de más difícil ejecución-, son peticiones bastante razonables y suscribibles por cualquier partido constitucionalista. De hecho, el propio presidente Sánchez aseguró ayer que "no hay ningún obstáculo real" para que el plan de Rivera siga adelante. Al fin y al cabo, nadie duda de que el Gobierno de España acatará la sentencia del procés ni de que impulsará la aplicación del artículo 155 en el caso de que la Generalitat ponga obstáculos a su cumplimiento. Respecto a la moderación fiscal y al compromiso de no indultar a los líderes independentistas son peticiones tan factibles como deseables. Sin embargo, las propuestas del líder de Ciudadanos llegan demasiado tarde, cuando ya apenas queda tiempo para negociar y nos acercamos casi irremediablemente al adelanto electoral. La pregunta es por qué Albert Rivera no ha lanzado su ofrecimiento mucho antes. Ciudadanos lleva meses enrocado en un no rotundo a todo lo que suponga la formación de un Gobierno con Pedro Sánchez al frente y, sólo ahora, cuando ya apenas hay margen de maniobra, lanza una propuesta que de haberse realizado hace unas semanas habría tenido alguna posibilidad de prosperar. Ahora -aunque en política todo es posible, incluso en el último minuto- todo indica que el acuerdo es imposible. Más bien parece que Albert Rivera, ante unas encuestas que no le son muy favorables, ha decidido maniobrar y adoptar el papel de bisagra que hace meses se le viene reclamando por la opinión pública. Bienvenida sea la rectificación, pero quizás llega demasiado tarde.

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