Dos problemas muy serios

El narcotráfico y la inmigración irregular están convirtiendo al Campo de Gibraltar en una zona sensible para la seguridad nacional

El reciente encuentro entre el ministro de Interior, Fernando Grande-Malaska, y la consejera del ramo, Rosa Aguilar, deja en el aire la promesa del Gobierno central de dotar con más medios humanos y materiales a las fuerzas de seguridad destinadas en el Campo de Gibraltar, asfixiadas por la sobrecarga de trabajo para combatir dos fenómenos diferentes pero igualmente preocupantes: el narcotráfico y la inmigración irregular. Por ahora, estamos hablando de un mero compromiso sobre el que no se han concretado cantidades ni plazos. En este sentido, hay que apremiar al Ejecutivo de Madrid para que, cuanto antes, de a conocer las cifras concretas de este aumento y, sobre todo, lo ejecute.

Las últimas noticias tanto sobre el narcotráfico como sobre la inmigración irregular no son precisamente buenas. Si estos días atrás conocíamos con alivio la detención en Jimena de la Frontera de Samuel Crespo Domínguez, uno de los narcotraficantes más buscados desde febrero pasado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado -que están realizando una gran labor-, ayer nos enteramos con suma preocupación de que dicho delincuente estaba protegido por la Mafia calabresa, la temida Ndrangheta, una de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo. De esta manera, se confirma que la mafia italiana ya está presente en el Campo de Gibraltar. No se puede esperar más. Todavía estamos a tiempo de controlar un problema que puede alcanzar dimensiones colosales y trágicas.

Asimismo, tras la reunión de Grande-Malaska con su homónimo marroquí, Abdeluafi Laftit, queda claro que el país vecino no está dispuesto a acoger centros de internamiento para inmigrantes irregulares -una de las soluciones propuestas por la UE-, al mismo tiempo que se avisa del inicio de una gran oleada de inmigrantes. El problema de la inmigración, lejos de aminorarse, va a ir creciendo debido a que el corte de la ruta libia está haciendo que los flujos se trasladen a Marruecos y a que cada vez son más los rifeños que huyen de la represión policial en este país magrebí. Más que nunca, queda claro que la solución a este problema debe ser Europea y que en Andalucía deben centrarse gran parte de los esfuerzos y las soluciones.

El narcotráfico y la inmigración irregular están convirtiendo al Campo de Gibraltar en una zona sensible para la seguridad nacional. Por desgracia, la solución no puede consistir sólo en un mero aumento de agentes de la autoridad que, además, todavía está en el aire.

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