Los primeros cien días del Gobierno del cambio

Lo mejor ha sido la unidad mantenida entre Cs y PP pese a las elecciones. Lo peor, la obsesión por mirar debajo de las alfombras

Aunque la costumbre comúnmente aceptada es hacer la primera evaluación de un Gobierno cuando han transcurrido los primeros cien días de su existencia, hay dos circunstancias que dificultan esta labor con el llamado Ejecutivo del cambio. La primera es que estos tres meses han transcurrido bajo la presión de unas elecciones generales inminentes, lo que ha hecho que todas las decisiones políticas, tanto del Ejecutivo como de la oposición, se hayan tomado con uno ojo puesto en los comicios, más teniendo en cuenta que el Consejo de Gobierno está formado por miembros que deben lealtad a dos partidos, PP y Ciudadanos, con intereses políticos encontrados y que pugnan por el control del centro derecha. La segunda es que el llamado nuevo Ejecutivo ha llegado al poder tras casi cuarenta años de gobiernos socialistas, por lo que sólo cien días son una cantidad casi ridícula para cambiar de forma significativa las inercias de la Junta de Andalucía.

Pese a lo dicho, sí es posible esbozar algunos apuntes sobre la marcha de un Gobierno considerado por todos como histórico. El primero de ellos es para constatar que, pese a que se temía lo contrario, el Ejecutivo ha transmitido bien una imagen unitaria de cara al exterior. Aunque desde dentro de la Junta algunas voces critican su actual división en dos compartimentos estancos (los controlados por PP y Cs), lo cierto es que, por ahora y pese a que la cercanía de las elecciones no lo favorece, el Ejecutivo ha actuado de forma armoniosa, sin transmitir la imagen de una descoordinación motivada por las rivalidades entre populares y naranjas.

Lo más criticable de estos cien primeros días es el empeño del nuevo Gobierno de mirar bajo las alfombras para nutrir a los medios de comunicación de titulares negativos contra sus adversarios socialistas. Aunque es lógico que un Ejecutivo quiera saber la situación real de la administración de la que se hace cargo, y eso requiere una labor de exhaustiva auditoría, hay que recordarle que su misión ahora ya no es servir de fiscal y juez de lo realizado por la Junta durante el periodo socialista, sino de iniciar una nueva época en la que se corrijan y mejoren los antiguos defectos. Para eso les votaron los ciudadanos.

En resumen, el Ejecutivo de Juanma Moreno ha cumplido con su compromiso de poner en marcha 21 medidas de urgencias para cambiar el rumbo de Andalucía, pero es cierto que muchas de éstas se hallan todavía en un estado inicial. Habrá que esperar a los próximos meses para medir su verdadera eficacia.

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