28-F de incertidumbres

La excesiva comprensión de Sánchez con las exigencias de los nacionalistas contrasta con la ausencia de políticas para el progreso de Andalucía

Llegamos a un nuevo 28 de febrero enmarcado en un incierto calendario político y con incertidumbres de toda clase por el futuro postpandemia. Con el Presupuesto prorrogado y sin certezas sobre la convocatoria de elecciones, se dibuja un panorama nada favorable para las necesidades reales de los andaluces, que demandan planes a largo plazo, previsibilidad y seguridad.

En los últimos años, el llamado procés de Cataluña ha relegado otras prioridades de la política nacional y la excesiva comprensión del presidente Sánchez con las exigencias de independentistas y nacionalistas -cuyos votos les resultan imprescindibles para mantenerse en el poder- contrasta con la ausencia de políticas contundentes para el progreso de Andalucía.

En estas circunstancias, el PSOE andaluz, que lideró con éxito el cambio de nuestra Comunidad en tiempos pasados, se enfrenta a la próxima cita electoral con un perfil poco definido y corresponsable a la fuerza de una política institucional de Sánchez muy incomprensible en estas tierras. Andalucía juega y jugó un papel clave en la España constitucional de 1978 y cualquier cuestionamiento de nuestra Carta Magna nunca contará con la simpatía de los ciudadanos andaluces.

Por su parte, el Partido Popular está inmerso en una crisis de final totalmente impredecible, y el sentimiento de soledad y temor de los votantes ante el futuro puede aumentar el apoyo a fuerzas más extremas.

Los grandes partidos deberían priorizar las agendas de cambio, crecimiento y atención a las necesidades de los ciudadanos andaluces o la desilusión y el radicalismo se ensoñearán de nuestra vida pública. Es importante que todos dejen de mirarse los ombligos partidarios para centrarse en lo que verdaderamente importa: Andalucía.

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