Una humillación injustificable a un país hermano

La agresión de Trump a México, un país que los españoles sienten muy cercano, es injustificable y merece el más firme rechazo

Ni los analistas más pesimistas esperaban un inicio de mandato tan turbulento como el que nos ha ofrecido el nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump. Cierto es que el político populista está cumpliendo con su programa electoral y que eso no debería extrañar en democracia, pero también lo es que lo maximalista y extravagante de algunas de estas promesas hacían prever que éstas se quedarían en el limbo de los compromisos incumplidos y que Trump se revelaría como un político-empresario pragmático y moderado. Por lo visto en los últimos días, las cosas no están funcionando así y Trump es justo lo que siempre ha aparentado ser: un populista de derechas dispuesto a exacerbar el nacionalismo y la xenofobia como manera de captar partidarios y mantenerse en el poder.

Como suele pasar con este tipo de personajes, Trump ha elegido como primera víctima de su política exterior agresiva a un país vecino manifiestamente más débil: México. El anuncio de que ampliará el muro de la frontera sur de EEUU y de que le pasará la factura al país presidido por Peña Nieto -probablemente, mediante una tasa del 20% a las importaciones- es una humillación deliberada a una nación que España siente como hermana, no sólo por compartir una misma lengua e historia, sino porque más allá de muchas incomprensiones y malentendidos, siempre fue un lugar que acogió con generosidad a muchos españoles que por motivos políticos o económicos tuvieron que marcharse de nuestro país. En ese sentido, el Gobierno de España, a través de su portavoz, acertó ayer al mostrar su apoyo a México y al pedir a Trump un "diálogo respetuoso" con su vecino. También cuando recordó que "los mexicanos saben que cuentan siempre con el cariño sincero del pueblo español".

La injustificable agresión de Trump a México, así como sus continuas pruebas de hispanofobia, hacen que no sea exagerado hacer un llamamiento a la comunidad iberoamericana para que estén muy vigilantes para impedir el inicio de una nueva época en la que EEUU vuelva a la vieja filosofía política según la cual los vecinos del sur son el patio trasero de su casa. No es una cuestión de organizar un enfrentamiento cultural entre la América anglosajona y la América hispana, sino sencillamente de exigir respeto a un país que sentimos cerca y que está siendo agredido de una forma arbitraria y chulesca.

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