La hora de la responsabilidad individual

Más allá de las autoridades, todos tenemos una alta responsabilidad a la hora de frenar el coronavirus

En las últimas horas las noticias sobre el coronavirus se han vuelto cada vez más alarmantes. De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha declarado la pandemia y su director general, Tedros Ghebreyesus, ha manifestado su preocupación "por los niveles alarmantes de propagación y por los niveles alarmantes de inacción". En Andalucía, poco a poco, se van tomando medidas drásticas, como el cierre de los centros de mayores o el cese de la actividad parlamentaria autonómica. Aun así, queda la duda de si sería necesario ampliar estas medidas a otros tipos de centros, como los educativos. También cala la inquietud sobre la celebración de acontecimientos de gran calado emocional y económico, como la Semana Santa o las ferias (el martes se aplazaron las Fallas de Valencia, creando un antecedente que difícilmente se podrá eludir). En este sentido, hay que tener plena confianza en las autoridades, que son las que tienen la información y los medios técnicos suficientes para tomar las decisiones acertadas.

El hecho de que una política de reconocida solvencia y responsabilidad como Angela Merkel diga que hasta el 70% de la población alemana puede acabar afectada por el coronavirus nos da una idea de la gravedad del momento. Es posible que en Andalucía, debido a las altas temperaturas de estos días, el virus impacte menos que en las regiones del norte, pero lo cierto es que aún se sabe muy poco del Covid-19 y que en un mundo globalizado nunca se está del todo a salvo en una pandemia. Por tanto, hay que ser muy conscientes de que, más allá de las decisiones de las autoridades, cada uno de nosotros tenemos una alta responsabilidad para frenar el coronavirus. La manera de colaborar es seguir a rajatabla los detallados consejos que están difundiendo los especialistas sanitarios: lavarse bien las manos cada vez que se llega a casa o al trabajo, no saludar dando la mano o besos, no participar en grandes reuniones, evitar en lo posible los lugares con riesgo, extremar la limpieza del hogar y los lugares de trabajo, proteger a las personas con mayor riesgo... De nada servirá que exijamos medidas a las autoridades e instituciones si nosotros, que al fin y al cabo somos los posibles transmisores de la enfermedad, no somos muy conscientes de nuestra responsabilidad. Es el momento de demostrar nuestra madurez como sociedad y como ciudadanos. No exijamos a las autoridades lo que nosotros no estamos dispuestos a hacer.

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