El presidente de la Junta, Juanma Moreno, aprovechó su presencia en la presentación del Anuario Joly -una cita en la que desde hace veinte años se pasa revista a la situación de Andalucía- para anunciar las líneas maestras de la acción de gobierno para la próxima legislatura. En un anticipo de su programa de investidura, Moreno definió tres grandes ejes que supondrían reformas estructurales de calado. El primero se refiere a una bajada de impuestos que permita a Andalucía competir en condiciones de igualdad con las comunidades más dinámicas, como Madrid. Una estructura fiscal que, en opinión del presidente, abriría las puertas a la inversión, a la creación de empresas y a la instalación de profesionales en la región. Un objetivo ambicioso que fue una de las bases programáticas del Gobierno de coalición que puso en marcha el cambio político en 2018 y que ha demostrado su efectividad. Un exceso de presión fiscal es un muro para la creación de riqueza. El segundo eje lo definió el propio presidente como una "revolución educativa" y tendría como objetivo potenciar el talento andaluz para no tenerlo que importar. Supone invertir en un programa centrado en la potenciación de la formación profesional en los sectores que deben ser decisivos en el futuro de la región, como las nuevas tecnologías y la aeronáutica. Todo lo que se haga en ese sentido actuará sobre uno de los grandes déficits históricos que han lastrado a Andalucía. El tercer bloque tendría como objetivo la puesta en marcha de instrumentos de promoción económica que irían acompañados de una simplificación administrativa que ya se empezó en la anterior legislatura, pero que se ha quedado corta. Sería, en definitiva, aprovechar la estabilidad política que da la mayoría absoluta -mayoría suficiente prefiere llamarla el presidente- para actuar con decisión sobre problemas endémicos de la región. Si se logra llevar a cabo ese programa, Andalucía saldrá ganando.