Dos caminos llenos de incertidumbres

La repetición de las elecciones supondrá una pérdida de tiempo y de dinero; la investidura de Sánchez, la entrada del populismo en el Gobierno

El Congreso de los Diputados puede escoger hoy entre dos caminos: la vuelta a las urnas o investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Ambas sendas están llenas de dificultades y no dan muchos argumentos para el optimismo. La convocatoria de nuevo de elecciones generales el próximo 10 de noviembre es un camino incierto porque supone aumentar la inestabilidad política del país en unos momentos en los que debe afrontar cuestiones de extrema gravedad, como la sentencia del Tribunal Supremo del juicio del procés o la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que se hará con o sin acuerdo el 31 de octubre, según ha dicho Boris Johnson, el nuevo primer ministro. Mientras todo esto suceda, España estaría en plena batalla preelectoral, con los políticos pensando más en sus intereses en las urnas que en los del país. Además, nada asegura que unas nuevas elecciones ayuden a clarificar el panorama político y no es descabellado pensar en que se vuelva a repetir una aritmética parlamentaria que requiera otra vez de pactos imposibles para garantizar la gobernabilidad de España. Si esto fuese así, volveríamos a la casilla de salida, con el agravante del tiempo perdido y los fondos públicos derrochados.

El segundo camino es la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. En principio parecería la opción lógica y deseable, ya que ha sido el candidato con diferencia más votado en las pasadas elecciones generales. Sin embargo, el problema son los apoyos con los que Sánchez puede contar hoy en el Congreso de los Diputados, una amalgama (por activa o por pasiva) de populismo e independentismo que condicionará muy negativamente la acción de Gobierno futura. De cómo se ha llegado hasta aquí, con el Gobierno de España dependiendo de ERC -un partido que hace unos meses estaba intentando liquidar la soberanía nacional y que tiene a parte de sus líderes sentados en el banquillo del Supremo- nos indica hasta qué punto es irresponsable la clase política española tanto a la derecha como a la izquierda. Todos, absolutamente todos, han tenido su cuota de responsabilidad. Si finalmente sale Pedro Sánchez investido, en el Consejo de Ministros se sentará un grupo de miembros de Podemos, un partido legítimo, pero cuyas ideas sobre Cataluña o la Unión Europea no responden al consenso generalizado entre los partidos durante las últimas décadas. Por tanto, poco hay que esperar de la jornada de hoy, pero sí de una sociedad, la española, que ha sabido lidiar con situaciones mucho más complicadas.

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