El cambio suave del modelo productivo andaluz

Las experiencias de industrialización desde lo público han logrado, en el mejor de los casos, resultados modestos

Desde que el sector de la construcción se hundió en Andalucía al estallar el motor financiero que lo alimentaba, los gobiernos socialistas de la Junta anduvieron buscando un cambio del modelo productivo; el presidente Griñán fue el primero en formular esa idea, a la que posteriormente se apuntó Susana Díaz. Sin éxito alguno, más allá de haber rescatado algunos proyectos mineros en comarcas de Huelva y de Sevilla. Tal como ha valorado el consejero de Economía, Rogelio Velasco, este tipo de experiencias ya venían de lejos; desde la década de los ochenta del siglo pasado se han impulsado desde lo público modelos de industrialización en las comarcas más afectadas por el desempleo que, en el mejor de los casos, han logrado un resultado modesto. Es posible que el modelo siempre haya estado ahí, y que la agricultura extensiva, la industria agroalimentaria, el turismo y el sector servicios sean nuestros mejores motores, al que cabría añadir el de la construcción en determinados momentos del ciclo. Lo que el consejero de Economía propone no es una sustitución del tejido empresarial andaluz, sino una mejora de su competitividad, de tal modo que pueda alumbrar un mayor número de empresas y el aumento del tamaño de muchas de ellas. Las políticas de estímulo de la demanda -en definitiva, del consumo de todos los actores económicos- ya han dado todo de sí, la expansión monetaria está al límite y tampoco volverán los tiempos de inversiones públicas masivas en unas infraestructuras de transporte que tampoco son urgentes. Lo que Economía propone es el cambio desde el lado de la oferta, lo que conlleva el aligeramiento de los procedimientos administrativos para las empresas, la mejora del capital humano mediante reformas educativas y formativas, la disminución de las cargas fiscales, la introducción de dinámicas de innovación de la mano de la tecnología y la adecuación salarial al coste real de la vida.

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