El andalucismo constitucional del siglo XXI

Moreno confirmó su decidida apuesta por construir un andalucismo integrador y constitucionalista

Pese a los reiterados intentos de manipulación que se observan en los últimos tiempos, sólo hay un relato correcto de los acontecimientos históricos, aunque éstos pueden ser sometidos a diferentes interpretaciones, siempre legítimas mientras no se basen en la distorsión de los hechos objetivos. En un principio, la autonomía andaluza fue apoyada con más firmeza por los partidos de izquierda que por los de centroderecha, lo que no impidió que uno de los padres e ideólogos de autogobierno fuese un político de la segunda opción, Manuel Clavero Arévalo. Que la medalla recién creada que lleva su nombre fuese entregada ayer al primer presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Rafael Escuredo -quien tanto luchó por llevar el proceso a buen puerto-, fue un acto cargado de simbolismo y de reencuentro entre las dos opciones políticas en unos momentos en los que la vida nacional está llegando a unos altos niveles de crispación.

El día de ayer sirvió también para confirmar la apuesta decidida del presidente Juanma Moreno por construir un nuevo andalucismo que sirva no sólo para consolidar y avanzar en el autogobierno de nuestra comunidad, sino también para que se alce como garante de la igualdad entre todos los territorios españoles en unos momentos en los que algunos están intentando quebrar la Constitución para conseguir privilegios sobre los demás. Concretamente, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, invitó a todos a dar un "paso adelante" para definir el "andalucismo moderno y constitucional del siglo XXI" y a asumir un papel protagonista en España en defensa de la igualdad frente a los "nacionalismos disolventes" y "egoístas" que intentan "romper la convivencia en igualdad 40 años después".

Moreno dejó muy claro que el de ayer no fue "un 28-F más", sino que la comunidad vive un "momento de transformación" que va más allá del cambio de Gobierno ante el que "no podemos permanecer inmóviles", sino que debemos renovar el compromiso con el 28-F vinculado "a los ideales de igualdad y libertades que consagra la Constitución".

En este andalucismo constitucional caben todos, derechas e izquierdas, y su principal meta debe ser culminar el gran sueño de los que impulsaron el 28-F de 1980, la convergencia plena de Andalucía con los territorios más desarrollados política, social y económicamente de Europa.

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