Rajoy, ante la conveniencia de proseguir

Sin el PNV y sin Ciudadanos, la legislatura ha llegado a un punto muerto en el que nada parece posible

Mariano Rajoy reúne hoy a sus presidentes autonómicos y a los líderes regionales del PP, junto a los responsables de su partido. Su asunto es el nuevo modelo de financiación autonómica, un sistema caducado y que necesita una reformulación. Pero más les valdría a los responsables del PP que realizasen un urgente análisis del futuro de esta legislatura, ya que se ha llegado a un punto muerto donde casi nada es posible. El Gobierno no tiene apoyos para aprobar los Presupuestos de 2018. Aunque ha concedido al PNV casi todas las peticiones que se le han antojado, e incluso algunas más, los nacionalistas vascos no quieren comprometerse con las cuentas del Estado, ante el supuesto rechazo que genera en su comunidad la estrategia del Gobierno en Cataluña. Es falso: el desafío independentista catalán no ha generado en el País Vasco más comprensión que en el resto de las comunidades, no hay presión en esta autonomía para rechazar un Presupuesto de enormes ventajas a causa de la solidaridad nacionalista que imprime Carles Puigdemont. Son excusas. Pero el PNV no es el problema. O no es el único problema. Mariano Rajoy y el PP han roto sus relaciones con Ciudadanos, han marcado como objetivo a Albert Rivera y se han declarado, mutuamente, contrincantes electorales. Sin el PNV y sin Ciudadanos, el PP no tiene ninguna opción de aprobar el Presupuesto ni ninguna otra medida de calado. Para Rajoy, Pedro Sánchez es ahora un aliado leal en comparación con Rivera. ¿Qué sentido tiene, entonces, proseguir con esta legislatura? Sólo un iluso puede pensar que el Gobierno vaya a afrontar una negociación del modelo de financiación autonómica si no tiene seguridad de aprobar este Presupuesto ni el del año próximo. Si el PP está estudiando si es posible prorrogar las cuentas durante dos años -en 2018 y en 2019- es únicamente porque, al menos, desea llegar a junio del próximo año, cuando se celebren las elecciones municipales y europeas. Las expectativas electorales de Ciudadanos y la falta de cintura del PP para llegar a acuerdos han provocado que nos encontremos en un periodo de tiempo muerto, donde sólo cabe mantener la unidad frente al desafío catalán y algunas veces parece que también esto va a fallar. La economía del país va bien, incluso es posible que el crecimiento mejore las previsiones, pero la reticencia de los partidos a comprometerse con la gobernación conjunta nos está abocando a una situación de parálisis que, de seguir así, debe ser cuestionada. Prolongar dos años más una legislatura sin acción no merece la pena.

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