Podemos alcanza la vejez

Iglesias y Errejón agitan las redes con un debate entre partidarios que no va más allá de una pelea entre adolescentes

Tres años después de su fulgurante nacimiento en unas elecciones europeas, Podemos acarrea todos los males de los viejos partidos -opacidad e hiperliderazgo- y la contradicción de una formación que ha querido entrar en las instituciones sin perder su vocación extraparlamentaria. A pesar de que tanto en las pasadas elecciones autonómicas como en las locales alcanzó notables éxitos, su presencia en los parlamentos regionales se está saldando con un balance inútil, ni siquiera en aquellas comunidades donde su aportación sumó unas mayorías de gobierno se ha notado su poder. En Asturias, Aragón y Extremadura, los presidentes socialistas han tenido que recurrir al PP porque Podemos se ha mostrado incapaz para la negociación. Es lo que viene ocurriéndole en el Congreso. Más allá de sus actuaciones efectistas, sus diputados se muestran carentes del mínimo pragmatismo que se necesita para el acuerdo. Esto ya lo notó el electorado. A pesar de que Podemos fagocitó a Izquierda Unida, medio millón de votantes dejaron ese partido, decepcionados con una formación dedicada en exclusiva a la estrategia electoral y mediática y lastrada por el hiperliderazgo de Pablo Iglesias. Pues bien, a esto se suma ahora una profunda división interna y, lo que es peor para sus intereses, la escenificación de una pugna personalista, donde dos de sus fundadores, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, agitan las redes con debates que no van más allá de una pelea entre adolescentes. No es Podemos el único partido que está afectado por problemas internos -es connatural a todas las organizaciones humanas- pero se suponía, o eso vendían sus dirigentes, que ellos eran distintos y que contaban con mecanismos para saldarlas. Nada de eso. Todo su debate sobre los métodos de elección no son otra cosa que una lucha de poderes para intentar controlar el próximo congreso del partido y lo único que se va a dirimir en Vistalegre es cómo impone una mayoría minoritaria sus nombramientos sobre una minoría que está cerca de la mayoría. A Iglesias y a Errejón no les separan diferencias ideológicas, sino estratégicas, Podemos es un partido fundado por líderes de extrema izquierda con raíz populista, que el segundo, que es su director político, ha tratado de moderar con un discurso transversal para ampliar su base electoral. Eso y su evidente habilidad para el manejo de los nuevos medios es lo que le diferenciaba de IU. Las enormes contradicciones que Podemos ha ido reuniendo a lo largo de su corta vida -por ejemplo, su propuesta plurinacional para la construcción de un país que no sería factible- van a estallar a medida que se acerque este congreso.

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