Peligroso clima de crispación en el País Vasco

El PSOE tiene un papel fundamental en esta comunidad y no puede dejarse arrastrar por los partidos radicales herederos de Batasuna

El último incidente que se ha producido en la Cámara vasca a raíz del debate de una ley sobre víctimas de abusos policiales ha puesto de manifiesto el peligroso y creciente clima de crispación que existe en esta comunidad. Con la mirada puesta desde hace algunos años en Cataluña con la lógica preocupación por el desafío independentista, la sociedad española no puede olvidar que en el País Vasco también se perciben síntomas de una radicalidad que hay que frenar por el bien de la convivencia en esta región tan castigada durante décadas por el terrorismo. Un diputado abertzale, Julen Arzuaga, comparó el pasado jueves a los policías nacionales y a los guardias civiles con los "nazis de Núremberg" durante el debate de una ley para las víctimas de abusos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado entre 1978 y 1999, que salió adelante en la Cámara con los votos favorables de PNV y PSOE, la abstención de EH Bildu y Podemos, y los votos en contra del PP. La tensión vivida en el Parlamento vasco refleja un clima político que, por responsabilidad, los partidos políticos deben impedir que se traslade a las calles de esta comunidad. El pasado mes de marzo, unas jornadas de puertas abiertas del buque insignia de la Armada Española, el Juan Carlos I, en la localidad vizcaína de Guecho provocaron protestas de diferentes colectivos radicales, a las que se sumó incluso el PSOE, que, junto a PNV, EH Bildu y Podemos, llegó a votar a favor de una propuesta contra la presencia de "barcos de guerra" en aguas del País Vasco. La posición de los socialistas vascos en estos y otros asuntos empieza a ser cuestionada porque se acerca en cada vez más ocasiones a los postulados de una formación independentista como EH Bildu, que proviene de la extinta Herri Batasuna. A esas críticas no han ayudado nada los últimos apoyos y hasta piropos de Otegi a los socialistas. Al igual que en Cataluña, un partido como el PSOE, que ha dado suficientes muestras de sentido de Estado a lo largo de la reciente democracia, no puede dar su apoyo a la radicalidad en unos momentos en los que el sostén de los valores constitucionales es más necesario que nunca. El presidente Pedro Sánchez ha dejado muy claro en numerosas ocasiones que ni en Cataluña ni en ninguna otra región va a haber independencia ni derecho de autodeterminación. Su partido en el País Vasco debe estar a la altura, ser coherente con ello y no dejarse llevar por quienes, por sistema, van en dirección contraria a la Constitución.

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