Hoy se celebra en todo el mundo el Día del Trabajo, una jornada que históricamente sirve para que los sindicatos planteen en la calle sus reivindicaciones en materia laboral, aunque el paso del tiempo hace que cambien las demandas y preocupaciones. Vivimos un momento en el que existen numerosas incertidumbres porque el mercado de trabajo está en constante cambio debido, en gran parte, a las nuevas tecnologías y a la globalización. Y en este Primero de Mayo una de las cuestiones que más inquietud genera sigue siendo la precarización en el empleo. Es cierto que los datos registrados en los últimos meses indican un descenso del número de desempleados en España, aunque la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año, como suele ser habitual, marcó una subida a nivel nacional del 0,4%. Un dato que no tuvo su reflejo en Andalucía, pues en nuestra comunidad se redujo un 4,28% (47.900 personas). Pero, a pesar de que las cifras del desempleo están mejorando en general, así como aumentan las afiliaciones a la Seguridad Social, sigue habiendo aún muchos retos en materia laboral en nuestro país, pues seguimos teniendo una enorme temporalidad, que se refleja en esas subidas y bajadas en función de cada época del año, y unas contrataciones que, en consonancia con lo anterior, cuentan con poca seguridad y calidad. Sólo una minoría de los contratos que se firman tiene carácter indefinido, por debajo del 10%, y el paro juvenil (20 a 25 años) es especialmente preocupante, pues sigue estando en porcentajes que rondan el 40%. Los sindicatos han anunciado que sus principales reivindicaciones en este día girarán en torno a la firma de un pacto salarial con los empresarios y la derogación de las reformas laborales. En Andalucía, la manifestación principal se desarrollará en Málaga, donde pondrán el acento en lo que llaman la burbuja turística al entender que este sector, del que dicen no se puede depender únicamente, es el que acapara los mayores casos de precariedad laboral. Llega esta celebración del Día del Trabajo con esas y otras preocupaciones e incertidumbres y también con los grandes sindicatos inmersos en una crisis de confianza entre los ciudadanos. Las centrales sindicales están muy cuestionadas, especialmente entre los jóvenes y los desempleados, y han de redefinir su papel en la sociedad, mucho más allá de salir a la calle cada Primero de Mayo y plantear sus reclamaciones. Han de ser instrumentos útiles a los ciudadanos, que den respuesta a sus problemas, se adapten a los tiempos y evolucionen de la misma forma que el mercado laboral ha cambiado en todo el mundo.