Gobierno a bofetadas

A Pedro Sánchez y Pablo Iglesias les separa todo, menos su adicción enfermiza al poder y ese es el único pegamento que mantiene vivo al Gobierno

Cuando tras las elecciones generales de abril de 2019 Pedro Sánchez forzó una repetición de los comicios con el argumento de que no podría dormir si alguien como Pablo Iglesias estuviera sentado en el Consejo de Ministros, no era consciente de hasta qué punto iba a demostrar dotes adivinatorias. Un año después de que el Gobierno de coalición tomara posesión, la conclusión está clara: sea por la subida de la luz, por la investigación de las finanzas del rey Juan Carlos, por la reforma de las pensiones o por la subida del salario mínimo -por citar sólo un puñado de casos recientes y notorios-, la norma de actuación de los socios del equipo encargado de sacar a España del agujero más profundo desde el final de la Guerra Civil es tratar los temas a bofetadas. Sánchez tiene a la oposición que lo fiscaliza, le da dolores de cabeza y hasta le debe quitar el sueño sentada al lado, y luego están Pablo Casado y el PP, que son una especie de oposición secundaria con la que se puede intercambiar mandobles más o menos folclóricos para llenar telediarios y alimentar redes sociales. El problema de base es que se parte de una concepción del mundo y de lo que debe ser la política diametralmente opuesta. El PSOE, a pesar de los destrozos que está haciendo Sánchez, tiene alma socialdemócrata y, como tal, es pragmático y moderado. Podemos, como buen heredero del comunismo dogmático y del marxismo leninismo, es extremista, demagogo y su estrategia es destructiva. A Pedro Sánchez y Pablo Iglesias les separa todo, menos su adicción enfermiza al poder y ese es el único pegamento que mantiene vivo al Gobierno y que seguramente lo mantendrá durante toda la legislatura. Aunque para ello haya que condenar la gestión hasta la práctica inacción, como se está viendo en la pandemia y sus efectos económicos, e incluso en la emergencia meteorológica de estos días. Cualquiera que no fuera Sánchez e Iglesias habría comprendido ya que este Gobierno partido en dos y sin rumbo no puede llegar muy lejos. Pero ellos hablan otro lenguaje y el poder, por el mero hecho de tenerlo, justifica todo lo demás.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios