Europa se juega su futuro en París

El peligro para el proyecto europeo se llama Marine Le Pen, pero convendría que Europa hiciese examen de conciencia

Europa, la idea de construcción europea que ha actuado como motor del continente en las últimas cinco décadas, se juega su futuro el próximo domingo en las elecciones presidenciales francesas. Por primera vez en la historia, hay una posibilidad real de que una fuerza populista, xenófoba y profundamente antieuropea coloque a su candidata en la más alta magistratura del país que, junto con Alemania, ha estado en la base del proceso que ha dado lugar a que la Unión Europea se haya convertido, con sus evidentes deficiencias, en el proyecto más ilusionante y efectivo que hemos tenido los europeos a lo largo de la historia. Si la ultraderechista Marine Le Pen llega al Elíseo, todo lo construido hasta ahora puede quedar por los suelos. En este contexto, la candidatura de su rival, el centrista Emmanuel Macron, adquiere un carácter especial, capaz de unir en torno suyo a fuerzas de muy distinto origen ideológico. El hecho de que la principal opción de izquierdas en la primera vuelta de las presidenciales, la que representa Jean-Luc Mélechon, le haya dado la espalda da idea del naufragio en el que se ha instalado la izquierda europea y habla bien a las claras de la necesidad de que reconstruya su proyecto político. España, como parte integrante de la UE, también se juega mucho el domingo en las elecciones del país vecino. El Brexit ha tenido como una de sus primeras consecuencias un aumento del peso específico de España dentro del la UE y hoy se puede decir que está dentro de su núcleo duro. El golpe que puede recibir la Unión si la ultraderecha triunfa en Francia también lo vamos a sentir los españoles. Europa ha sido para España en las últimas tres décadas su referencia de progreso. Los fondos estructurales, como sabemos perfectamente en Andalucía, supusieron en su momento una inyección económica que nos permitió ponernos al día en infraestructura y que fueron fundamentales para la modernización de nuestra estructura productiva. Tirar ahora por la borda el proyecto de edificar una Europa unida y fuerte es lo peor que nos puede pasar. Con el Reino Unido fuera de la UE, la amenaza para la estabilidad mundial que supone tener una personalidad tan controvertida como la de Donald Trump en la Casa Blanca y las tensiones militares y comerciales que están sacudiendo la zona del Pacífico, Europa hace más falta que nunca en el panorama mundial y España debe jugar un papel importante en sus estrategias. El peligro para el proyecto europeo se llama hoy Marine Le Pen, pero convendría que Europa hiciese examen de conciencia para no repetir los muchos errores que han permitido que una fuerza como el Frente Nacional esté a las puertas del Elíseo.

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