España necesita un Gobierno moderado

PSOE y Podemos deben ser conscientes de que España es hoy políticamente muy plural. El Gobierno debe ser moderado

De su primer y fracasado intento para ser investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez debe extraer una enseñanza: por mucho que su victoria en las urnas fuese holgada, no tiene la mayoría suficiente en el Congreso para gobernar en solitario y nadie le va a regalar los apoyos por el mero hecho de que él los pida o incluso, incomprensiblemente, los exija, como hizo con Ciudadanos el pasado lunes. Cierto es que, desde un principio, Albert Rivera dejó claro que no querían llegar a ningún tipo de pacto, creando un absurdocordón sanitario en torno al secretario general del PSOE (algo que ha supuesto una crisis interna dentro de la propia formación naranja), pero también lo es que Sánchez no ha hecho nada por revertir esta situación: ni un solo ofrecimiento, ni una sola propuesta con la que intentar cambiar las cosas. Da la sensación de que a Sánchez le convenía la derechización de Cs para así debilitar aún más el PP, el eterno rival de los socialistas.

En todo momento, la apuesta de Sánchez ha sido la negociación con Podemos para formar un Gobierno de claro sesgo izquierdista. Sin embargo, esto supone tener que ceder importantes parcelas de poder a una formación con un discurso populista que, a veces, roza las posturas antisistema. La actitud de prevención y desconfianza de Sánchez es comprensible, pero ha sido él el que ha tomado ese camino y ahora debe culminarlo para evitar unas nuevas elecciones que sumirían a España en más meses de inestabilidad política. Durante estas horas, PSOE y Podemos van a negociar muy duramente la formación de un Gobierno. En este sentido, es muy importante que tengan en cuenta una cosa que ayer se visualizó perfectamente en la votación de la investidura: España, hoy por hoy, es un país muy fragmentado políticamente, donde nadie está legitimado para imponer políticas maximalistas de izquierdas o de derechas. Por lo cual tanto Sánchez (especialmente él) como Pablo Iglesias deben formar un Ejecutivo pensado para impulsar políticas con la orientación que crean conveniente', pero siempre moderadas. Lo contrario sería una enorme equivocación que sumiría al país en un nuevo ciclo de crispación cuyas consecuencias son incalculables. España va afrontar en los próximos meses cuestiones muy importantes y graves, como la sentencia por el procés o la consumación de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Retos como éstos hay que afrontarlos con seriedad y con un amplio respaldo político. La radicalidad sólo serviría para agravarlo todo.

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