Elecciones en el horizonte

La ruptura de las negociaciones entre el Gobierno andaluz y la oposición sobre los Presupuestos conduce inevitablemente a elecciones en primavera

El guión de las negociaciones entre el Gobierno andaluz y los partidos políticos sobre los Presupuestos de la Comunidad autónoma ha experimentado un nuevo giro (y parece que esta vez definitivo). Una grabación del vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos, Juan Marín (misteriosamente filtrada por su entorno) ha provocado que el PSOE se haya levantado de la mesa de negociación sobre las cuentas públicas y que Vox deje claro, una vez más, que no las apoyará. En dicha grabación Marín sólo demostraba de una manera informal su deseo de que no se aprueben los Presupuestos de 2022 y que se prorroguen los de 2021. Estamos ante unas palabras probablemente sacadas de contexto y pronunciadas, además, por alguien cuyo peso real en el Ejecutivo andaluz es limitado. Pero la voluntad de romper por parte de todos ha sido clara. Así las cosas, todo indica que la máquina electoral ha empezado a calentar motores y que los andaluces iremos a las urnas en la próxima primavera, en marzo o abril. Desde este periódico hemos defendido siempre que la estabilidad política era un bien en sí mismo, más en unos momentos en los que la recuperación económica pos-Covid se ve amenazada por la crisis logística y que Andalucía va a recibir una lluvia de fondos europeos que necesita que los gestores públicos estén plenamente concentrados en su gestión y mejor aprovechamiento, no en disputas electorales. Sin embargo, una vez más, los intereses particulares de los partidos políticos han pesado más que los del conjunto de los ciudadanos. De consumarse definitivamente el adelanto electoral, como todo indica que ocurrirá, todos los esfuerzos de los políticos se volcarán desde este mismo instante en la carrera electoral, lo que en la práctica supondrá que el Gobierno de la Junta funcione a medio gas y que todo posible debate racional y sosegado sobre la mejor manera de usar los fondos para la recuperación se transforme en una disputa cuyo único objetivo será obtener votos. No era ese el mejor camino.

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