'Brexit', quedan aún muchas cosas de las que hablar

Guste o no, el 'Brexit' ya es una realidad. Ahora se trata de negociar bien cuestiones como los ciudadanos, Gibraltar o la pesca

Hoy es el último día que el Reino Unido pertenecerá a la Unión Europea. A partir de mañana, serán dos entidades políticas completamente diferentes. El Brexit, como se ha llamado a este divorcio, está suponiendo ya un desgarro emocional en muchos europeístas (entre ellos no pocos británicos) que piensan que la unidad política y económica del Viejo Continente es un objetivo irrenunciable, el mejor camino para garantizar la supervivencia de unos valores que se han forjado durante siglos (democracia, derechos humanos, libre mercado, etcétera) y de esquivar los viejos demonios (nacionalismo, xenofobia, guerras...). Pero, por mucho que nos lamentemos, el Brexit ya es una realidad. Lo fue desde el momento en que el pueblo británico lo aprobó en un referéndum que, pese al esfuerzo de algunos por afirmar lo contrario, fue completamente legítimo y democrático. Ahora, por tanto, ya no es el tiempo de derramar lágrimas ni de mirar hacia atrás, sino de que la Unión Europea se emplee a fondo en las negociaciones con el Reino Unido para que nuestros intereses sufran el menor daño posible. No se trata de alcanzar ninguna victoria sobre nadie (de nada serviría un RU descontento con los acuerdos), sino de proteger el bienestar de los ciudadanos europeos. En este sentido, España tiene una serie de reivindicaciones que el Gobierno ya ha hecho saber al negociador europeo, Michel Barnier, y que deben ser defendidas con inteligencia y firmeza. La más importante es la protección de los derechos de los ciudadanos europeos que residen y trabajan en el Reino Unido. En la actualidad son más de 180.000 los españoles que allí viven, los cuales, según los primeros acuerdos, no deberían sufrir ningún menoscabo en sus derechos. El acuerdo en esta materia será presumiblemente fácil, pues sólo en España residen 370.000 británicos a los que se les aplicará un trato recíproco. Al Gobierno le preocupa también la actividad de los pesqueros españoles en aguas del Reino Unido, que genera unos 10.000 empleos indirectos, y mantener el alto nivel de cooperación en defensa, materia en la que los británicos son líderes. Por último está el eterno problema de Gibraltar. España tendrá derecho a veto en todos los acuerdos que Europa y RU alcancen al respecto. El Brexit puede suponer una oportunidad para redefinir las relaciones con la colonia británica y crear "un área de prosperidad compartida". Con el Brexit, como se ha dicho, perderemos todos. Ahora se trata de perder lo menos posible.

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