Aprender a pactar

Mientras PSOE y PP no aprendan a llegar a acuerdos de calado, dependerán de partidos escorados a izquierda y derecha

Aunque la irrupción de la llamada nueva política tras el crac de 2008 no acabó definitivamente con el bipartidismo imperfecto con el que se gobernaba España desde los años ochenta, lo cierto es que lo dejó claramente agrietado, como se demostró en las últimas elecciones generales. Hoy por hoy, tanto el PSOE como el PP son los partidos de referencia a la hora de formar gobiernos de izquierdas y derechas, pero siempre con la necesidad de contar con la muleta de otras formaciones de nuevo cuño, además de los sempiternos partidos nacionalistas. En general, los dos grandes partidos sistémicos han mostrado una gran y no siempre positiva capacidad de adaptación a los nuevos tiempos, que en el caso del actual Gobierno central llega incluso al paroxismo, al contar con los votos de partidos que no han condenado el terrorismo o que son abiertamente independentistas. La complejidad de la política actual se vio claramente esta semana en el Congreso de los Diputados cuando el Gobierno pudo sacar su polémico decreto de los fondos europeos gracias a Vox, una formación de claro sesgo derechista que está en las antípodas del PSOE y, muy especialmente, de Podemos. Esta circunstancia ha puesto de relieve que, si se quieren evitar apoyos radicalizados a derecha e izquierda, tanto el PP como el PSOE deberían aprender a pactar entre ellos para, si no formar gobiernos, sí al menos sacar adelante grandes cuestiones de Estado. El decreto de los fondos europeos lo era, pues serán fundamentales en la reconstrucción de España en unos momentos en los que la pandemia del coronavirus la ha sumido en una profunda depresión económica y social. Si los dos partidos sistémicos quieren salvar el espíritu del 78, el que ha dado al país sus mayores cuotas de libertad y prosperidad, no sólo tendrán que hacer reformas controladas del sistema, sino también aprender a construir proyectos juntos. Lo contrario los expondrá continuamente al chantaje de partidos con inclinaciones populistas.

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