Una Andalucía más seca

La Junta reprocha al Gobierno su falta de inversiones. Pero el presidente andaluz no cobrará el canon del agua

El Gobierno reunirá mañana al grupo de trabajo de la Mesa Nacional de la Sequía para analizar la situación. Los embalses andaluces se encuentran a un 26% del total de sus reservas. Esta semana Juanma Moreno arrancaba el curso político del PP-A con una sentencia: "Andalucía se muere de sed". Y culpó de la crisis a Pedro Sánchez por la falta de inversiones en la Cuenca del Guadalquivir, competencia de la Administración central. Sin embargo, en este escenario Moreno se ha comprometido a renunciar al cobro en 2023 de los 140 millones del denominado Canon del Agua. Un gravamen que, en teoría, debe servir para mejorar las infraestructuras hídricas andaluzas. La Comunidad se halla desde 2018 en un ciclo seco, con un porcentaje de precipitaciones sensiblemente inferior al normal. En julio, por ejemplo, un 49% menos del promedio de la última década. Hace 14 meses, la Junta aprobó un decreto de sequía, complementado con otro en abril. Se movilizaron unos 143 millones de euros de emergencia, sobre todo, en obras de depuración para reutilizar en la agricultura, el sector que más consume, agua reciclada. También para la red de conexiones entre embalses o el incremento en la capacidad de producción de algunas desaladoras. Actuaciones insuficientes en una región en la que los cultivos y el turismo son fuentes esenciales de riqueza. Andalucía soporta un déficit hídrico, que se agrava en periodos como el actual. Con el cambio climático se repetirán más a menudo. Las urgencias actuales, si el otoño no le evita, necesitan respuestas inmediatas y menos intercambios de reproches para disfrazar responsabilidades. Pero esta realidad y el futuro precisan de un diagnóstico más serio y profundo.

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