Reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

Las 600 zurdas

UN grupo de ladrones peruanos han dado con el lado izquierdo de la vida, se han topado de frente con una realidad de 600 pisadas de pie izquierdo. Son 600 huellas en la nieve, son 600 pasos en la arena, son 600 patadas con la izquierda contra el aire turbio de la contrariedad, porque no puede haber mayor absurdo que robar un cargamento con 600 zapatos deportivos y descubrir, después, que sólo se habían apoderado de los que correspondían al pie izquierdo, que los compañeros del derecho se habían esfumado de su robo o nunca habían estado allí.

Estos pobres ladrones de Perú pueden dar 600 saltos a la comba sobre la pierna izquierda, pueden chutar también 600 veces con la izquierda estrenando un nuevo zapato cada vez, pueden hasta buscar una asociación de piratas con la pata de palo que conserven aún la pierna izquierda, y así mercadear, pero nadie podrá quitarles el chasco de la cara bien curtida, ese mohín indígena en el gesto, ese torcimiento de la mueca al comprobar la broma, el disparate, la medida de prevención de muchos empresarios del calzado: transportar los pares por separado, de manera que si son objeto de un atraco les sea casi imposible a los ladrones rentabilizar el robo, sacar algunos soles por ese cargamento que es una amputación. Así, si la mercancía robada tiene un valor de 70.000 soles, lo que termina siendo unos 22.000 dólares, esa cantidad se verá reducida a la mitad, o directamente diluida, porque para cobrar el dinero tendrían que juntar los 600 zapatos del pie izquierdo con sus compañeros del derecho, lo que no parece fácil por ahora ni está en el corazón del empresario. El robo ha tenido lugar en la centroandina ciudad de Huancayo, cuando dos comerciantes dejaron la mercancía en la puerta de un hotel sólo unos momentos: el instante crucial sin vigilancia, cuando los ladrones creyeron que habían hecho el negocio y se llevaron las cajas con las deportivas, 600 deportivas de pie izquierdo pisando el lado izquierdo de la vida.

Jaime Cámac, uno de los damnificados, ha aclarado que los comerciantes de calzado tienen la costumbre de empaquetar la mercancía por separado, de no formar los pares. Así, de los 600 zapatos del pie derecho se ha sabido que están a buen recaudo, porque todavía es posible que esta estupefacta cuadrilla de ladrones regrese a por el resto del botín. Cámac, mientras, ofrece una recompensa de 1.000 dólares a quienes devuelvan los del lado izquierdo, aunque sabemos que el reto verdadero de esta historia consistiría no en la delación del típico traidor dentro del grupo, sino en una suerte extraña de reto o de respuesta del jefe de la banda, anunciando en plan ladrón de guante basto que volverá a Huancayo a reclamar el resto de pisadas invisibles.

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