Crónica Personal

Los votos

En las elecciones de hace diez años, los indecisos apenas eran un 2%; ahora pueden cambiar el resultado

Desde las elecciones de junio de 1977, las primeras tras cuarenta años de franquismo, los expertos en analizar los comportamientos de los votantes ante una contienda electoral coincidían en que una campaña no movía más del 2% de los votos. Hoy, esa premisa ya no sirve, la prueba es que los estrategas que trabajan para los partidos han dado gran importancia a los dos debates.

Es la razón de que el equipo de Pedro Sánchez se apresurara a pedir una entrevista a TVE el jueves por la mañana, para contrarrestar los artículos y sondeos que afirmaban que el presidente de gobierno no había salido bien parado de los debates. Acudió a la "televisión amiga", donde no le preguntaron, por ejemplo, por la famosa carta que esgrimió en el segundo debate para dañar a PP y Cs y cuyo contenido no tenía nada que ver con lo que él dijo a cámara. Las campañas electorales de ahora pueden mover el voto.

La situación política actual no tiene nada que ver con la de hace diez, veinte o treinta años. Los españoles conocían perfectamente qué defendían los dos partidos nacionales con posibilidades de gobierno, PP y PSOE, así como el tercero en discordia, los comunistas con distintos nombres y siglas.

Los españoles tenían decidido su voto antes incluso de que se convocaran elecciones y en la mayoría de los casos eran votos inamovibles. De ahí que la campaña afectara a un porcentaje tan bajo de votantes y los pronósticos fueran fáciles de hacer.

Hoy, PP y PSOE han perdido la identidad que tenían, y también sus referencias. Por no hablar de sus líderes. Sánchez no tendría cabida en el PSOE histórico y a Casado probablemente se le hubiera exigido más curriculum político antes de ser candidato a la presidencia del gobierno. En cuanto a la izquierda más extrema, el voto comunista estaba perfectamente identificado, mientras que el de Podemos es tan cambiante que no solo huye hacia el PSOE, sino que en Andalucía incluso ha habido trasvase a Vox, un partido cuyos votantes no están ideológicamente identificados, sino que son producto del desencanto que provocan el deterioro de los socialistas y el PP.

Los profesionales de larga trayectoria en sondeos electorales, que conocieron bien la Transición y decían, con razón, que las campañas no movían más del 2%, afirman ahora que pueden decidir el resultado final. Se comprende entonces que los debates a cuatro hayan tenido tanta trastienda, tanta preparación. Y que Sánchez se haya preocupado tanto al ver que era el único candidato al que nadie consideraba ganador de la confrontación.

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