Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

La vida de Casado

Casadistas, sorayos, cospedalianos, zoidienses, morenobonillistas, aznaristas... eso es el PP

Va a hacer una semana que coincidieron al mismo tiempo en dos canales de televisión la información del triunfo de Pablo Casado en el congreso del PP y la emisión de La vida de Brian. Eso es oportunidad. Me quedé en el canal de la película, por supuesto. Pero fue ver la escena en la que los aturullados prosélitos de Brian se dividen entre los del zapato y los de la calabaza y creer que estaba viendo las imágenes del cónclave popular: los del zapato los de Casado y los de la calabaza los de Sáenz de Santamaría. Porque a fin de cuentas un partido, con doctrina o sin ella, viene a ser eso: una organización en cuyo germen, en su misma fundación, ya lleva consigo el gen de la división, el cisma como un estigma, y se partirá en dos y hasta se desgajará en seis y parirá más partidos, y hasta puede que llegue a engendrar grupos terroristas -recuérdese el nacionalismo vasco-.

¿No se han dado cuenta estos días de todos esos que se han reproducido -no sabía que hubiera tantos- como esporas para sumarse a los muchos que ya había? Casadistas, sorayos, cospedalianos, zoidienses, los antiguos y muy bravucones y vigoréxicos aznaristas, los marianistas -de Rajoy, no del Pilar-, los vapuleados arenistas o areneros, los eufóricos oñistas, los margallianos, los morenobollinistas -digo yo que alguno habrá- y muchos más, casi a secta por apellido... Sí, comprobé que el PP es como La vida de Brian. La sátira de los Monty Python le viene al pelo al PP. Recuérdese la parodia que hace el grupo británico de las diversas facciones judías que pretenden enfrentarse al imperio romano...

La vida de Casado. Al tipo le va a hacer falta mucho más que toneladas de cola industrial para soldar a todos esos. Pero si no lo consigue y en un futuro, ya sea inmediato o lejano, es crucificado por algunos de los que el sábado pasado se apresuraron a jurarle lealtad -lo cual es muy probable que ocurra-, ya sabe lo que tiene que hacer. Podrá pensar, como Brian, que la vida es un pedazo de mierda; bonita, pero mierda, y entonces no le quedará otra que cantar aquello de "mira siempre el lado brillante y positivo de la vida" y juntar los labios y silbar. Ah, y que no piense que los ultras de Vox van a acudir a salvarlo. Si le da por ahí va dado. Estos son en la película los del comando de tarados que se inmola al pie de la cruz. Ahí te quedas Brian. Perdón, Casado.

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