Mensaje en la botella

La verdad incómoda

Es gratificante comprobar el desparpajo con el que entidades como Cáritas muestran la realidad con la que trabajan

Ahí fuera existen dos realidades, la de confort en la que muchos estamos instalados y otra que, en demasiadas ocasiones, nos negamos a ver. Es la sensación que me quedó tras la ponencia del pasado lunes del presidente nacional de Cáritas, Manuel Bretón, en un desayuno-coloquio organizado por el Grupo Joly -empresa editora de El Día de Córdoba- y respaldado por el Cabildo Catedral de Córdoba. Bretón hizo una radiografía exhaustiva de lo que es Cáritas, de la labor que realiza en todo el mundo y en nuestra propia provincia, donde atienden a unas 30.000 familias. Quedó claro que su entidad no es sólo repartir ropa y comida, sino mucho más. Pero además, el presidente del colectivo lanzó un mensaje concluyente en el sentido de que las instituciones humanitarias son a día de hoy insustituibles, pese a que no corren buenos tiempos para algunas de ellas después del escándalo que rodea a colectivos de proyección mundial como Intermon Oxfam, del que cada día se escribe, por desgracia, un nuevo capítulo desagradable.

Pero más allá de la impagable labor de entidades como Cáritas, me quedo con ese sentimiento contradictorio que sienten sus responsables, que admiten que se han situado en un plano incómodo para los gobiernos y para toda la sociedad. Y es que esas cifras de pobreza, de desigualdad, de limitación de los derechos más elementales no gustan que se hagan públicos con esa contundencia. Decía Bretón que cada informe suyo venía acompañado de una llamada del Gobierno de turno, pero que lejos de amedrentarse por ello, son conscientes de que el próximo ejercicio serán 17 las quejas, ya que van a desglosar los datos por comunidades autónomas. Resulta muy gratificante comprobar el desparpajo con el que este tipo de entidades exponen la realidad con la que trabajan, sin importarle lo más mínimo incomodar a quienes luego tienen las responsabilidad de aprobar ayudas públicas, importantes para ese trabajo solidario. Fiel a sus principios, el dirigente sentenció que "seguiremos apostando por denunciar las causas de un mundo injusto, seguiremos estando al lado de los que más sufren y seguiremos trabajando en el seno de la Iglesia luchando por la injusticia", toda una reivindicación antes quienes por complejos ideológicos se niegan a reconocer la labor social de colectivos como Cáritas.

De Manuel Bretón me quedo con otra frase: "queremos comprometernos con el que busca y no encuentra, con el que pasa hambre y sed de justicia, de compañía, de ilusión y de esperanza". Poco que añadir al respecto, sólo que ojalá que esa osadía para mostrar el lado más vergonzante de nosotros mismos como sociedad fuera algo más habitual. Ojalá todos tuviéramos esa capacidad de ser incómodos. Nos iría mejor a todos, sobre todo a los más necesitados.

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