Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

No lo vas a hacer

Envidio casi en exceso la capacidad de emprender y de crear de la nada necesidades que no se tienen

Estamos ya a mediados de septiembre y los objetivos a corto plazo que se plantean en el inicio de curso, en mi caso, son escasos o inexistentes. No comulgo con los mensajes de autocomplacencia, ni con los túpuedes ni me compro agendas para apuntar cosas porque no voy a mirar la agenda ni para recordarlas ni para motivarme.

Admiro, sin duda, a la gente que se pone esas pequeñas metas después de un verano de excesos (semana y media en Torremolinos, y a mucha honra) y que se autoconvence y nos hace ver cómo se autoconvence a través de historias de Instagram y con canciones motivadoras en inglés.

No critico para nada las ganas de hacer cosas nuevas o recuperar las que se quedaron en el camino y envidio casi en exceso la capacidad de emprender y de crear de la nada necesidades que a lo mejor no sabíamos que teníamos, pero que mira, ahí están.

Conocedora como soy de mi persona y de mi escasa actitud para la constancia ante básicamente todo lo que requiera esfuerzo y me reporte un beneficio igual o menor a dicho esfuerzo, me quedo quieta y me pongo a ver en Instagram las historias de la gente que saca tiempo para averiguar cómo se cocina el kale o para directamente sacarse un doctorado mientras estudia los beneficios de la kombucha.

Miro sus interesantes vidas y me planteo volver al gimnasio o apuntarme a alguna clase de algo que me reporte ese escaso beneficio y mientras hago todo eso me digo a mí misma "no lo vas a hacer" y paso a otra historia, y a otra, y a otra y llega septiembre y me coge sin propósito definido y me agobio y miro alrededor y me pregunto que por qué yo no tengo esa disposición a la instrucción.

También me repito que hay más personas como yo, no con desgana sino con poca apetencia por lo desconocido. Me escucho a mí misma decir que, en este momento justo, lo que tengo es lo que necesito y que el apego a lo conocido (y a lo fácil) también es una tarea ardua que a lo mejor requiere más constancia que crearse metas de la nada más absoluta para sentirse realizado. De todo ese discurso desecho lo banal y lo que se parezca a las frases de estuche de colegio y aporto una perspectiva en la que lo perfecto es lo distinto, pero lo bueno es lo mío. Después continúo con el "no lo vas hacer" hasta que se acaba septiembre.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios